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Udate

Fenómeno «Pulseras Rojas»

El líder, el segundo líder, que sería líder si no hubiera líder, el guapo, el listo, la chica y el imprescindible. Son los seis ingredientes que han llevado a «Pulseras Rojas» a convertirse en un fenómeno que ha saltado de la televisión pública catalana a los estudios de Spielberg, pasando por la privada Antena 3, donde cosecha liderazgos de audiencia desde el primer día.

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Texto: Xavi PRERA  Fotografías: FILMAX

El pasado lunes, sin ir más lejos, la serie de Albert Espinosa y Pau Freixas volvió a ser el programa más visto del prime time con 2,4 millones de espectadores y un share que superó el 15%. Si bien son datos algo inferiores a otras semanas, en las que la serie fue vista por más de tres millones de personas y tuvo picos de audiencia de más del 20%, el liderazgo consolida la sensación de que más de uno en los despachos de dirección de Antena 3 se debe estar tirando de los pelos por haber aguardado al verano para emitir «Pulseras Rojas».

Aunque la serie ya triunfó en Catalunya cuando se estrenó hace dos temporadas, ha sido con el interés americano y con el éxito a nivel estatal que se ha convertido en un «fenómeno fan» en toda regla. Esta explosión ha sorprendido incluso a sus responsables, que no esperaban una reacción tan positiva de la audiencia.

Según explica a GARA el director y coproductor, Pau Freixas, mientras rodaban la primera temporada tenían muchas dudas acerca de cómo el público recibiría una serie en la que el drama y el tono gris de los hospitales son parte importante de la trama. «El espectador tiene muchas opciones y el drama que se le plantea, con niños que padecen cáncer o anorexia, es muy fuerte». Eso sí, querían una serie que explicara este tipo de situaciones no desde el derrotismo y la resignación sino «para transmitir valores positivos».

Es precisamente el humor, la valentía y las ganas de vivir que demuestran los personajes lo que venció las posibles reticencias de la audiencia y ha llevado a la serie al éxito. En palabras de Freixas, se trataba de buscar el equilibrio «entre el realismo de los conflictos y un optimismo inspirador». Y de intentar que las enfermedades y los problemas no sean el tema de los capítulos sino un vehículo para tratar, desde una perspectiva que el mismo Freixas no deja de calificar de comercial, temas como la amistad, los roles en las pandillas de amigos o la esperanza.

En este sentido, sus productores reconocen que en buena medida su producto «se ha vendido solo a través de las redes sociales». La mejor prueba de ello son mensajes aparecidos en Facebook o Twitter, difíciles de contrastar, que apuntan que ha habido chavales que se negaban a someterse a quimioterapia que han aceptado el tratamiento tras ver los trece capítulos. Más allá de la certeza de estas comunicaciones, lo evidente es que han calado en un buen número de jóvenes.

La idea de «Pulseras Rojas» nace de Albert Espinosa, alguien que sabe muy bien qué es ser niño en un hospital. Su historial de intervenciones comienza a los 13 años, cuando le fue diagnosticado un osteosarcoma que le hizo perder una pierna. Posteriormente, sufrió metástasis y le tuvo que ser extirpado un pulmón y parte del hígado. De ahí que tenga una especial sensibilidad con la infancia con problemas de salud, lo que le llevó a participar en el guión de la película «Planta 4ª», de Antonio Mercero. Su anterior proyecto cinematográfico, «Herois», que ya codirigió con Freixas, también tiene a niños y niñas como protagonistas de una historia que rememora el mejor verano de una pandilla de los años ochenta.

Televisión, cine, literatura...

Que Espinosa tiene un don para llegar al público es difícil de negar. Antes de «Pulseras Rojas» ya había destacado en el cine y la literatura hasta el punto que su tercera novela, «Si tu em dius vine vaig, però digue'm vine», fue el libro más vendido en el Sant Jordi de 2011. Ingeniero de formación, pronto entró en contacto con el mundo del cine, en el que ha combinado sus éxitos como guionista y últimamente director, con algunos papeles de actor.

Pau Freixas, por su parte, ha combinado el humor y el terror sicológico en una carrera que se aceleró al coincidir con Espinosa en el guión de «Herois». Antes, su largometraje más destacado había sido «Cámara oscura», por el que fue galardonado como mejor director novel en los Premis Barcelona de Cinema.

Pese a que la película que ambos codirigieron ya tuvo una muy buena acogida -obtuvo dos galardones en el Festival de Cine Español de Málaga y fue exhibida fuera de concurso en el Festival de Cinema Fantàstic de Sitges-, el proyecto de «Polseres Vermelles» no era para nada un valor seguro que dispusiera de un gran presupuesto.

Más bien todo lo contrario, como recuerda Freixas, que prefiere ver el lado positivo e incluso buscar alguna explicación del éxito posterior en esta escasez de recursos. «Pienso que fue positivo trabajar para una televisión autonómica, con un presupuesto ajustado, puesto que la presión es mucho menor». Y sentencia que con más dinero para la producción y un contrato cerrado ya con una televisión privada estatal «seguramente hubiéramos encontrado más cortafuegos, nuestras propuestas podrían haber chocado con más negativas».

En este sentido, agradece a TV3 su confianza en una «apuesta de riesgo» que, salvo sorpresa de última hora, cruzará el Atlántico y se podría ver en Estados Unidos el año próximo bajo el nombre «The reb band society», si antes el piloto pasa la prueba de los anunciantes este otoño. Aunque el nombre de Steven Spielberg se ha vinculado directamente al interés por la serie, lo cierto es que fue Marta Kauffman, cocreadora de la serie «Friends», la que primero vio uno de los capítulos y le gustó la idea. Decidió llevar la historia a la productora Dreamworks, propiedad entre otros de Spielberg, quien vio ese mismo capítulo y quedó encantado. Tanto que Espinosa, que estará en otoño en Estados Unidos, asegura que al acabar el visionado tuvo la ocurrencia de gritar, puño en alto y en catalán, «polseres amunt» (pulseras arriba, uno de los lemas de la serie).

Tras este nuevo éxito, se podría decir que las producciones catalanas pasan por un momento dulce, ya que antes de la irrupción de «Pulseras rojas», «Pa negre» ya había sido bien recibida por el público estatal pese a su origen catalán. La película de Agustí Villaronga y basada en una novela homónima de Emili Teixidor ganó hasta nueve estatuillas en la última edición de los Premios Goya y fue la representante española en la Gala de los Óscar, aunque finalmente no compitió en la ceremonia del Teatro Kodak. Asimismo, ha sido exportada al Estado francés, Alemania, China o Japón.

Freixas niega que su producción y la de Villaronga hayan de ser necesariamente dos excepciones en el sentido de dar el salto a Madrid, y asegura que, más allá de la clase política y su intento de ideologizar aspectos como la lengua, «la gente está por encima de las diferencias culturales que dicen que tenemos; la sociedad ha evolucionado y cada vez necesitamos estar más conectados emocionalmente, por lo que, si las emociones se exportan bien y te explican bien lo que verás, los tópicos quedan anticuados». Excepción o futura norma, ahí están sus pulseras para ser analizadas como caso de éxito.

Ruedan la segunda temporada y dudan acerca de la tercera

Pau Freixas, director y coproductor de «Pulseras Rojas», atiende al periodista desde Cabrils (Barcelona), en uno de los descansos de la grabación de la segunda temporada de la serie, que contará con quince capítulos. Han pasado dos años desde que rodaron la primera, y los chavales han crecido. Es por ello que él y Albert Espinosa han decidido que el tono de los próximos capítulos, que se podrán ver en TV3, cambie. Así, el tipo de conflictos a que se enfrentarán los ahora adolescentes serán distintos, y también cambian los roles de cada uno y las relaciones entre ellos. «Si en la primera temporada eran poco conscientes de su enfermedad y luchaban no contra ella sino contra la aburrida vida del hospital, ahora aparecen conflictos de tipo más interno, toman consciencia de lo que realmente les pasa», resume Freixas.

Lo que no es tan seguro es que haya más temporadas más allá de esta segunda. Pese a que en alguna entrevista Espinosa había apuntado la posibilidad de que hubiera hasta cinco temporadas, Freixas rebaja la euforia: «No hay nada previsto. Tenemos mucho trabajo hasta finales de setiembre con el rodaje y no tenemos tiempo de pensar en el futuro más que a corto plazo».

Afirma que una segunda temporada tenía mucho sentido por los cambios físicos que se han producido en los chavales, ya que «nos daba pie a explicar cosas diferentes», y añade que «con más temporadas este reto de aportar algo nuevo será difícil». Es por ello que su objetivo es «en todo momento, ser honestos, con nosotros mismos y con el público». X.P.

 
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