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«El violonchelo siempre ha sido muy del gusto del oído vasco»

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Iagoba Fanlo

Violonchelista

El violonchelista donostiarra Iagoba Fanlo es una de las figuras más importantes del instrumento en el Estado. Profesor en el Real Conservatorio de Madrid y muy activo en la vida concertística del país, ofrecerá esta tarde un monográfico dedicado a Bach.

Mikel CHAMIZO | DONOSTIA

Iagoba Fanlo actuará a las 18:00 en el Convento de Santa Teresa de Donostia, dentro del Ciclo de Música Antigua de la Quincena Musical. Interpretará tres suites para violonchelo solo de Bach, obras «que nunca pasan de moda porque permiten siempre una nueva relectura», según el violonchelista.

¿Por qué ha elegido este programa en torno a las suites para violonchelo de Bach?

Creo que la Quincena ha escogido este programa porque hace un par de años firmé una grabación discográfica de las 6 suites para violonchelo de Bach que cosechó un importante éxito entre la crítica nacional e internacional. Supongo que ese éxito con unas obras que son la piedra angular del repertorio, unido al hecho de que yo sea donostiarra, despertó el interés del Festival.

A pesar de que son seis, usted ha elegido tres de ellas.

Quería transmitir el espíritu del ciclo aunque sólo pudiera interpretar la mitad de las suites. Por eso he escogido la primera y la sexta, que hacen un tándem sensacional y, en cierto manera, son indisociables musicalmente. Y también la tercera, como un nexo coherente entre ambas. Aunque sean sólo tres suites, arrojan una trayectoria bastante completa del ciclo en su totalidad.

Estas piezas de Bach nunca pasan de moda. ¿Qué tienen para ejercer semejante fascinación entre los intérpretes y el público?

Yo creo que el secreto, además de su espectacularidad, estriba en que son piezas que puedes redescubrir con cada nueva ocasión que las tocas o las escuchas. Es por eso que hay tantas versiones de estas suites, algunas de ellas completamente diferentes entre sí, y sin embargo unas y otras son igual de buenas y válidas. Las suites de Bach ofrecen un margen enorme para que los intérpretes apliquen sus gustos. Pocas obras en el repertorio universal ofrecen tanta libertad tanto al que las toca como al que las escucha, y eso es lo que las hace tan interesantes y actuales. Siempre recuerdo una frase de Chillida, que adoraba a Bach: «Moderno como las olas y antiguo como la mar». Es decir, que no hay dos olas iguales aunque el mar esté ahí desde siempre. Con estas suites ocurre algo parecido.

Usted suele tocar tanto con violonchelos modernos como barrocos. ¿En qué lo va a hacer en Donostia? ¿Es difícil el salto de uno a otro tipo de instrumento?

Aunque las he solido tocar a menudo sobre un violonchelo barroco, esta vez me he decantado por uno moderno. Y sí que hay un cambio importante a la hora de tocar sobre uno u otro, pero afortunadamente, durante mi formación en Londrés escogí el violonchelo barroco como segundo estudio y eso me ha dado una gran flexibilidad a la hora de cambiar, que hoy en día agradezco mucho.

¿Qué es lo que aporta el violonchelo barroco a la interpretación de estas piezas que no hace el moderno?

El violonchelo moderno te ofrecen una amplitud de sonido y proyección que el barroco no puede ofrecerte. Y, al contrario, el violonchelo barroco tiene unas cualidades tímbricas y de resonancia que el moderno no posee. Pero por encima de esas disquisiciones técnicas está el gusto interpretativo, que yo creo que no varía aunque sí lo haga la sonoridad. Creo en la interpretación históricamente comprendida y me parece importantísimo conocer lo que dicen los tratados de la época sobre cómo se debía tocar el instrumento. En lo que no creo es en el sometimiento de la interpretación a una serie de normas rígidas. Hay que dar margen a la inspiración del intérprete, algo que también era fundamental en el Barroco.

En Euskal Herria hay intérpretes muy potentes del violonchelo. ¿Existe algún trasfondo en común que explique esta coincidencia?

Aunque haya sido bastante desconocida, en España históricamente siempre ha habido una gran escuela de violonchelo, desde que Boccherini se asentó en Madrid en 1768. En esa línea de grandes violonchelistas nos encontramos a Pau Casals, Gaspar Cassadó, Elías Arizcuren... Además, en el País Vasco en concreto siempre ha habido una tradición violonchelística importante. Yo creo que puede deberse a la enorme afición por la voz y por el canto que existe aquí, el que el violonchelo, con su timbre similar a la voz humana, haya sido tan del gusto del oído vasco.

 
Instrumento

«El violonchelo moderno te ofrece una amplitud de sonido y proyección que el barroco no puede ofrecerte. Y, al contrario, el violonchelo barroco tiene unas cualidades tímbricas y de resonancia que el moderno no posee»

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