El primer ministro de Siria, Riad Hijab, fue cesado ayer de su cargo, según confirmó la televisión pública siria, mientras la oposición, política y armada, aseguró que estamos ante una nueva e importante deserción en el seno del régimen de Bashar al-Assad.

Fuentes gubernamentales aseguraron a la televisión siria que Riad Hijab fue destituido de sus funciones y reemplazado por el viceprimer ministro y ministro de Administración Local, Omar Ghalawanji, designado para sacar adelante «los asuntos corrientes». El diario gubernamental «Techrine» aseguró que Hijab había presidido el pasado domingo dos reuniones del Gobierno centradas «en las medidas a tomar para rehabilitar las regiones purificadas de grupos terroristas armados», eufemismo con el que Damasco, al igual que prácticamente todos los gobiernos del mundo, describe a las oposiciones que utilizan la luchar armada contra el poder.

Minutos después de la destitución del primer ministro, que ha cumplido dos meses en el cargo, buena parte del arco opositor sirio aseguró que estamos ante una deserción en toda regla aunque las informaciones sobre su paradero y sus acompañantes eran contradictorias. El jefe del opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abdel Rahmane, fue de los primeros en abonar la tesis de la deserción aunque añadió que «algunos aseguran que ha podido llegar a Jordania mientras otras fuentes avanzan que fue detenido antes de huir».

El también opositor Consejo Nacional Sirio (CNS) insistió en que Hijab habría huido a Jordania, donde le esperaba su familia, incluidos varios de sus hermanos que trabajaban como altos funcionarios del Estado, y aseguró que otros dos ministros y tres generales de brigada del Ejército regular sirio le habrían acompañado en su huida. «Había varios altos cargos con él, pero aún estamos tomando algunas medidas, así que no hay prisas por identificarlos», señaló Ahmed Ramadan, portavoz del CNS, quien auguró que otros quince diplomáticos y políticos sirios tendrían previsto dimitir en los próximos días.

La milicia opositora Ejército Libre Sirio (ELS) elevó a tres los ministros que habrían cruzado la frontera jordana junto a Hijab. Fahd al-Masri, consejero de información del ELS, incluyó entre los acompañantes del primer ministro al jefe del Consejo Militar de la provincia meridional de Deraa, general Ahmed Neama, y añadió que «tenemos contactos con altos cargos del régimen, incluidos altos oficiales alauíes de la Guardia Presidencial, para asegurar su deserción y su ingreso en el ELS».

El ministro jordano de Información, Samih Maaytah, se remitió a posteriores comunicados, pero insistió en que el destituido primer ministro sirio «no ha entrado en territorio jordano hasta ahora».

Destino, Qatar

Quien sí leyó un comunicado ante la cadena qatarí Al Jazeera desde la capital jordana, Amman, fue Mohamed al Etri, portavoz del ya ex primer ministro. Al Etri anunció que Hijab habría decidido sumarse a la rebelión «por los crímenes de guerra y de genocidio» cometidos por el régimen sirio. «Hoy anuncio mi deserción del régimen asesino y terrorista y anuncio que me he unido a las filas de la revolución de la libertad y la dignidad», leyó una declaración su portavoz, quien informó de su llegada en las próximas horas a Qatar, «donde están los principales medios internacionales».

El ministro de Información sirio, Omran Zoabi, confirmó implícitamente la deserción de Hijab al insistir en que «Siria es un Estado institucional y las deserciones personales, sea cual sea su rango, no varían en nada la política del Estado».

Zoabi afirmó que el Consejo de Ministros mantuvo ayer una breve reunión a la que habrían asistido todos sus miembros, con lo que desmiente así las informaciones de la oposición de que dos ministros huyeron del país junto al primer ministro Riyad Hijab. «No es cierto lo que se ha difundido sobre algunos de los ministros», afirmó Zoabi. La televisión pública emitió imágenes de la reunión.

La agencia turca Anatolia informó ayer de que otro general del Ejército, acompañado por cinco oficiales de alto rango, más de una treintena de soldados y 400 civiles, sobre todo mujeres y menores, cruzaron la frontera turca tras desertar.

Estas nuevas deserciones coincidieron con un ataque sin víctimas mortales contra la sede de la televisión en Damasco.