La premisa en que se fundamentaba el reportaje publicado ayer en estas páginas, titulado «La ikurrina sí tiene quien la defienda», era falsa. Ningún voluntario de la organización de los Juegos Olímpicos retiró, ni pidió que se retirara, la ikurrina que un grupo de personas exhibía en el escenario de las pruebas de piragüismo el pasado jueves, el día en que Maialen Chourraut conseguía su medalla de bronce.

La interpretación errónea que se hizo de unas imágenes televisivas se extendió a través de las redes sociales, generando una polémica que, como pudo comprobarse a la vuelta a Euskal Herria de la expedición vasca que acompañaba a los deportistas en el canal de aguas bravas, no tenía ningún fundamento. Las personas que desde Londres, de buena fe, se pusieron en contacto con la organización, y luego nos trasladaron sus gestiones, no son responsables de la difusión que se hizo de ellas, responsabilidad que recae por entero en el periodista que firmaba la información y en el periódico que la publicó, que se dejaron llevar por la apariencia de realidad de una noticia que no había sido rectificada en tres días.

A través de estas líneas, queremos pedir disculpas a todas las personas y entidades que se hayan visto perjudicadas por este hecho, empezando por la organización de los Juegos Olímpicos, que no hizo lo que asegurábamos que hizo, y a los familiares y allegados de Maialen Chourraut a quienes se aludía en el texto. Y, por supuesto, a la propia Maialen Chourraut, cuyo nombre se ha visto implicado en este suceso, así como a todas las personas y entidades de su entorno que se hayan podido sentir perjudicadas y que, como nos informaban ayer, han podido ondear la ikurrina sin problemas todos los días en que han participado los piragüistas vascos en el Lee Valley White Water Center.