La morosidad de la banca bate un nuevo récord y escala hasta el 9,42%
La crisis económica lleva cada vez a más familias a no poder hacer frente a sus obligaciones crediticias, algo que a su vez ha llevado al sistema financiero español a batir un nuevo récord de morosidad en el mes de junio, escalando hasta el 9,42%, frente al 8,95% del mes anterior, y se espera que en diciembre roce el 10%. En un año, el volumen de créditos impagados aumentó en 42.742 millones de euros.
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La morosidad de la banca española batió un nuevo récord en el mes de junio y se situó en el 9,42%. Y es que cada vez son más las personas y empresas que no pueden hacer frente a sus obligaciones crediticias a consecuencia de la crisis. Según los datos publicados ayer por el Banco de España, los créditos impagados alcanzaron los 164.361 millones de euros, superando la tasa del 8,95% del mes anterior.
Este nuevo repunte significa que la morosidad lleva ya un año entero creciendo. El Banco de España admite incluso que podría rondar el 10% en diciembre, ya que la economía tiene que mejorar al menos durante tres o cuatro meses consecutivos para que esto se refleje en el indicador de morosidad.
Para encontrar el anterior récord de la tasa de morosidad del sistema financiero español habría que retroceder 18 años, en concreto, hasta febrero de 1994, cuando se situó en el 9,15%, aunque entonces el volumen crediticio era de 238.537 millones de euros, lejos de los 1,75 billones actuales.
El volumen de créditos morosos, aquellos que llevan tres meses seguidos de impago, aumentaron en 42.742 millones de euros en un año, ya que pasaron de los 121.618 millones que sumaban entonces a los 164.361 millones de finales de junio.
Los datos del Banco de España no distinguen entre los tipos de entidades de crédito que componen el sistema -banco, cajas cooperativas y establecimientos financieros de crédito (EFC)-, aunque sí desglosan las cifras de estos últimos. La mora de los EFC, que conceden financiación para comprar automóviles, muebles, televisores y otros bienes de consumo, se elevó hasta el 8,97%, después de tres meses consecutivos en el 4,62%.
Supervisión del BCE
Entretanto, para garantizar que las entidades europeas cumplan con la legislación, la CE trabaja en una propuesta para articular la unión bancaria, donde el BCE tendría un papel «central» en las tareas de supervisión en todos los bancos de la eurozona. La CE presentará en torno al 11 de setiembre su propuesta, que posteriormente será discutida entre los ministros de Economía en una reunión informal que tendrá lugar el 15 de setiembre en Chipre.
Según fuentes del Ejecutivo comunitario, el papel del sistema de supervisión debe ser el de «garantizar que se aplican normas comunes en toda la unión bancaria». En este sentido, Bruselas trabaja en una propuesta de unión bancaria donde el BCE tenga un papel de supervisión sobre «todos los bancos, no solo los sistémicos». Así, los supervisores nacionales harán la comprobación diaria mientras el BCE intervendrá en caso de apreciar «riesgos peligrosos».
Bruselas trabaja en un sistema de supervisión para todos los bancos, no solo los sistémicos, ya que considera que es difícil definir qué es un banco sistémico y alerta de que el riesgo puede aparecer también en bancos que frecuentemente ni se mencionan.
La CE y el Gobierno español negocian sobre el tipo de canje de las preferentes por bonos con un valor nominal entre el 50 y 70% inferior pero a un interés suficiente para compensar en un plazo de seis años las pérdidas de los titulares, una opción que Bruselas ha negado.
Las declaraciones del ministro de Exteriores finlandés, Erkki Tuomioja, sobre una posible ruptura de la moneda única han causado polémica en el seno de la eurozona. Tuomioja declaró en una entrevista publicada ayer en el diario británico «The Daily Telegraph» que Finlandia «debe hacer frente, de forma abierta, a la posibilidad de ruptura del euro». Poco después matizaba sus palabras aclarando que su país no es partidario de suprimir el euro, si bien consideró «irresponsable» no estar preparado para la desaparición de la moneda única.
Según el ministro finlandés, sus palabra fueron «malinterpretadas» y argumentó que en la situación actual «todo el mundo en los ministerios especula sobre la posibilidad de que desaparezca el euro». Ante esta premisa, explicó que los funcionarios finlandeses, «como todo el mundo, tiene una especie de plan operativo para cualquier eventualidad» pese a que existe «un consenso de que la ruptura de la zona euro tendría mayores costos a corto y medio plazo que gestionar la crisis».
Tras conocer las declaraciones de Tuomioja, el portavoz del Ejecutivo comunitario, Olivier Bailly, salió a la palestra para recordar «el firme compromiso de todos los líderes» de que «harán todo lo que sea necesario para preservar la integridad de la eurozona». «La Comisión Europea no está trabajando en la ruptura de la eurozona, en planes de contingencia ni en el «Grexit» o en cualquier otro escenario que implique la salida un país de la eurozona», aclaró. Recordó el compromiso del último Consejo Europeo, donde todos los países, incluido Finlandia, apostaron por preservar el euro. GARA
