Mientras los ciclistas se preparaban para dar comienzo a la carrera, los habitantes de Iruñea y visitantes se dividieron entre los que esperaban el paso de los ciclistas y quienes preferían soportar el intenso calor tomando una cerveza en algún txoko de Alde Zaharra. La sociedad iruindarra mostró durante la tarde de ayer las bien distintas opiniones que este evento ha provocado, desde el que hizo horas esperando el paso de los ciclistas, hasta el despistado que no sabía si la etapa había pasado ya, o el que no quería saber absolutamente nada «de un evento organizado por un Gobierno que no sufre la crisis».

Conocida es la afición que existe en Euskal Herria por el ciclismo, y ayer mucha gente se acercó al recorrido. «Mi pareja es muy aficionada al ciclismo, y me ha traído», aseguraba Uxue. Respecto al hecho de que se haya escogido Iruñea como punto de partida de la carrera, se mostraba contenta, mientras descansaba en una terraza de la Plaza del Castillo minutos antes del inicio de la prueba: «Tengo 58 años, y esto no lo había visto antes en mi ciudad».

Ajeno a lo que sucedía en el recorrido que completaron los ciclistas, Iosu, un joven navarro, se tomaba una cerveza en la Nabarreria, sin intención de acercarse a ver la carrera. «Tengo cosas más importantes que hacer, como, por ejemplo, disfrutar esta birra». Recordó un tema relacionado: «Nos vendieron la idea de «ciudad cultural». Todavía me estoy riendo», ironizó.

Tampoco asistieron al evento Álex y Aitor, que disfrutaban también de una caña fresca en las calles de Iruñea. «Si hubiese ido, estaría boicoteándola, ya que la Vuelta a España debería pasar por España y no por Euskal Herria«, defendió el primero. Su compañero añadió que «el dinero que ha gastado el Gobierno se podía invertir en otras cosas, y no en una carrera que no debería pasar por Nafarroa», reivindicó el joven.

El contexto de crisis actual, presente en todos los ámbitos de la sociedad, siempre genera polémica. Y lo mismo durante estos días. El Gobierno de Nafarroa que preside Yolanda Barcina se ha gastado en torno a 1,3 millones de euros (según las cifras oficiales) para lograr que la Vuelta salga de Iruñea y recorra parte de Nafarroa. «Ese dinero se podía invertir en otras cosas, pero la señora Barcina quiere salir en la foto», afirmaba Miriam mientras merodeaba por la rampa de salida. Uno de los motivos con los que se ha justificado esta inversión es el retorno que se percibirá en turismo y hostelería: «Si fuese rentable lo pagaría la Asociación de Hosteleros, pero no lo hace».

Pero no todo el mundo ve mal el gasto realizado por el Gobierno: «Quien algo quiere, algo le cuesta«, sentencia Jesús Pérez, un padre escolapio recién llegado desde Venezuela. Asier, padre de una familia que viste los colores de Movistar, quiso disfrutar del día junto a los suyos: «Es bonito poder vivir esto en Iruñea, pero también es verdad que no podemos calcular el coste». Su mujer, en la misma línea, señaló que «el turismo no tiene por qué dejar mucho dinero».

Las calles de Iruñea se engalanaron para ver a los ciclistas, pero la opinión de los ciudadanos seguía escéptica ante la visita de la Vuelta y el gasto que ha supuesto para las arcas públicas .