LA VUELTA Primera etapa
Movistar se da un homenaje
El equipo de Eusebio Unzue se exhibe en las calles de Iruñea y coloca al frente de la general al debutante Jonathan Castroviejo.
Amaia U. LASAGABASTER
Hacía dos décadas que una de las grandes no partía de Euskal Herria. Un navarro, Miguel Indurain, salía de Donostia con el número uno del Tour y el maillot de Banesto, antes Reynolds, ahora Movistar. El, con permiso de Caja Rural, gran equipo navarro, más allá de la nacionalidad del patrocinador de turno.
Veinte años después, es la Vuelta la que hace una incursión en Euskal Herria. Ya no hay un navarro dominando el ciclismo mundial, el equipo que hace más de tres décadas viera la luz de la mano de José Miguel Etxabarri y Eusebio Unzue luce ahora los colores de una compañía telefónica española, el número uno lo defiende un corredor cántabro que comparte liderato con un murciano y apenas una tercera parte de los ciclistas con los que participa en la Vuelta son vascos. Pero, más allá de las idas y venidas de sponsors o corredores, el equipo mantiene sus raíces fuertemente arraigadas en la tierra por la que ayer echó a rodar la última gran carrera de la temporada.
Por eso ayer, tras exhibirse por las calles de Iruñea, quiso extender la alegría del éxito «a todos los que durante estos 34 años han formado parte del equipo». Alguno sigue al pie del cañón, otros se han ido uniendo con los años y a todos les resultaba casi imposible contener la emoción en el podio.
Un podio al que subió, precisamente, el gran mito, no ya del equipo, sino del ciclismo mundial. Miguel Indurain, el mejor ciclista que ha dado nunca Euskal Herria, cerró el círculo de una jornada perfecta entregando el maillot de líder al futuro del ciclismo vasco, personificado en Jonathan Castroviejo.
Los primeros 16 kilómetros de su vida en el marco de una carrera de tres semanas se saldaron con victoria y liderato, ahí es nada. El destino eligió una buena manera de corresponder al getxotarra por los apenas once segundos que le separaron del diploma olímpico en la prueba contrarreloj de Londres.
Un trazado complicadísimo
Suyo fue el último relevo en la espectacular contrarreloj de Movistar, el único equipo que bajó de los 19 minutos en la línea de meta situada en la plaza de toros de Iruñea, descabalgando del primer puesto a un Rabobank que degustaba la victoria y se llevó la desilusión de su vida.
Y es que el equipo navarro fue el último en completar el trazado de 16'5 kilómetros que, en su último tramo, se apropiaba del recorrido de los encierros. Una contrarreloj tan seductora para el espectador como complicada para el profesional. Repleta de curvas, rampas, rotondas, estrecheces... Continuos cambios de ritmo que imposibilitaron las estampas de maquinaria perfecta con las que habitualmente regalan la vista las cronometradas por equipos. Y, como guinda, la Cuesta de Santo Domingo, peliaguda también cuando los Miuras no resoplan en el cuello.
A la mayoría de los equipos se les atragantó ese último tramo, lo que hizo inútiles muchas de las referencias tomadas a mitad de recorrido. Astana, quinto en el punto intermedio, se fue hasta la 12ª plaza final; Sky, que marcaba el mejor tiempo, no pudo pasar del quinto puesto en meta; Katusha o Saxo Bank también perdieron posiciones en esa segunda parte. Mejoraron Movistar, Rabobank, Omega Pharma y BMC, que por algo ocuparon las cuatro primeras plazas, pero si algún equipo dio un vuelco a su situación, ese fue Euskaltel-Euskadi.
Había quien bromeaba sobre la posibilidad de llamar a alguna ganadería, por si la presencia de un par de astados animaba el pedaleo de la formación naranja, con actuaciones francamente desastrosas en los últimos tiempos. Y parecía que no iba a cambiar la tónica, visto su crono en el punto intermedio -17º de 22-.
Pero en la parte más dura del recorrido, Euskaltel-Euskadi echó el resto. Había que ver cómo apretaba los dientes Igor Antón -con la moral claramente fortalecida- en el largo último relevo para acabar liderando al equipo hasta un tiempo que, probablemente, nadie esperaba. 19'18'', novena plaza, por delante de escuadras teóricamente más dotadas para la modalidad, como Astaná, Orica GreenEdge o Liquigas -lo de Garmin no cuenta esta vez porque medio equipo se fue al suelo en la rotonda, lo que le hizo compartir el peor tiempo en meta con Caja Rural-.
Mejor aún fue la sensación en el momento en que los naranjas cruzaron la meta, porque solo tres conjuntos lo habían hecho mejor, tres especialistas como Rabobank, Omega Pharma y BMC, separados solo por milésimas, decantadas del lado del equipo holandés. Que se mantuvo en la primera plaza hasta el último suspiro, celebrando con júbilo la llegada de rivales como Saxo Bank o, sobre todo, Sky.
Hasta que llegó Movistar y le arrebató la gloria. Rabobank no había tenido en cuenta la importancia del factor campo.
Todavía en casa
Que hoy intentará aprovechar Caja Rural, para quitarse la espina de su última plaza y con la carrera todavía en casa. La jornada, además, parece proclive para las fugas, siempre y cuando los equipos con sprinters, con muy pocas llegadas en llano por delante, lo permitan.
Habrá que ver, además, si Castroviejo mantiene el liderato. Porque hay bonificaciones en juego -en meta y en los sprints intermedios- y muy pocas diferencias. Entre los hombres fuertes, solo De Gendt y Antón salen de Iruñea con una desventaja superior a los veinte segundos.
Euskaltel-Euskadi protagonizó la sorpresa positiva de la jornada. Una gran remontada en la segunda parte del recorrido le permitió acabar en la novena plaza. La otra cara de la moneda fue para Caja Rural, que concluyó en el último puesto.
Con un trazado tan corto, las diferencias fueron escasas entre los candidatos a pelear por el primer puesto. Cobo y Valverde aventajan en 10 segundos a Gesink, en 12 a Froome y Van den Broeck, en 14 a Contador, en 15 a Purito Rodríguez, en 24 a De Gendt y en 28 a Antón.