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Udate | Bilboko aste nagusia

Las reivindicaciones impregnan la calurosa llegada de Marijaia

Marijaia llegó sudando, aunque parezca increíble, como las miles de personas que la aguardaban en una plaza del Arriaga a rebosar. Repleto estuvo el acto inaugural festivo en Bilbo de reivindicaciones, como la lucha que mantienen los presos por sus derechos básicos -especialmente Iosu Uribeetxebarria- y la petición de justicia para Iñigo Cabañas.

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Agustín GOIKOETXEA | BILBO

Aste Nagusia nunca ha sido impermeable a los sentimientos de los que la hacen posible desde hace 35 años. Quedó demostrado ayer en el estallido festivo; lo hicieron quienes acudieron al txupin y la propia encargada de llamar a la fiesta, la triatleta Virginia Berasategi, que reivindicó en su pregón ante miles de personas y al mundo entero el papel de las mujeres, recordó a los ausentes y animó a luchar para salir de los «tiempos muy difíciles» que viven muchos.

Quien espere en Bilbo un arranque festivo anodino que se olvide, por no hablar del desarrollo de Aste Nagusia. Nació del pueblo y, a pesar de los avatares, el sentir de una parte importante de la ciudadanía del Botxo se refleja año a año en el olimpo festivo en el que se transforma El Arenal, más que le pese a alguno y a las coyunturas.

Al calor todo el mundo ya lo esperaba, por aquello de las previsiones meteorológicas. A Marijaia también. A partir de ahí, sorprendió la profusión de soportes en los que se reivindicó la vuelta de los represaliados políticos vascos, se saludó la lucha «ejemplar» del preso Iosu Uribetxebarria y se reclamó la libertad para otro preso enfermo, el basauritarra Txus Martín. Si algún realizador de ETB está acostumbrado a ocultar en las retransmisiones lo que verdaderamente sucede en algunos escenarios, ayer lo tenía muy difícil y la muestra de ello es que no pudo invisibilizar lo que se vivió en la plaza del Arriaga.

Imposible fue ocultar para los congregados las ganas de fiesta y así todo estalló al detonar el cohete lanzado por la txupinera, Nerea Orizaola. La comparsera de Zaratas fue la encargada de encender el txupin, pero para entonces aquello era imparable.

Ayudó, sin duda, la llamada a la fiesta efectuada por la triatleta Virginia Berasategi. Acostumbrada a la combinación de prácticas deportivas y ritmo frenético, imprimió en escasos minutos una marcha al arranque festivo imposible de aminorar. Estalló el cohete y los pocos líquidos que aún quedan por verter dentro y fuera del cuerpo lo fueron.

A partir de ahí, hacia las 19.15, las personas más deseadas por muchos eran los trabajadores de la limpieza, que, manguera en mano, trataban de retirar los cientos de botellas de vidrio y plástico, además de las sustancias difíciles de identificar que impregnaban la plaza del Arriaga. Otros, habituales en estas prácticas, optaron por la fuente de la plaza Circular; algunos hasta acudieron con ropa de recambio, los muy previsores.

Kalejira comparsera

Costó que la plaza del Arriaga se llenara y la razón es clara. Las altas temperaturas no animaban a ponerse al sol y fueron muchos los que optaron por la sombra, aunque la llegada de la kalejira comparsera a eso de las 18.00 les empujó a cubrir el espacio frente al teatro, el que estaba en sombra, y los aledaños.

Las comparsas habían iniciado con puntualidad bilbaina la marcha festiva desde San Antón, de modo que hubo más de uno que se tuvo que incorporar a la marcha en alguna de las calles del Casco Viejo que recorrieron. A los pocos metros de transitar por Somera, eran ya decenas los que reclamaban a los vecinos que les arrojasen agua para tratar de paliar los excesos del calor. Y obtuvieron refrescante respuesta.

Al frente de la marcha, un grupo de gaiteros, representantes de Bilboko Konpartsak, txupinera y pregonera, a quienes seguían los de Zaratas, emocionados por que su compañera fuera la encargada de dar fuego a la fiesta.

ALGO IMPOSIBLE

A pesar de los continuos llamamientos efectuados por Bilboko Konpartsak y Ayuntamiento, la harina y los huevos estuvieron presentes en el txupin. Luego muchos optaron por las mangueras del servicio de limpieza y las fuentes próximas.

EL HIJO DE URIBE

Kirmen Uribe no pudo asistir al relevo del pregonero ya que poco antes de la recepción, como informó su hermano Joseba, había sido padre en esos momentos.

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