Virginia Berasategi se confesaba nerviosa antes de traspasar la puerta de acceso al Teatro Arriaga. Se la vio eléctrica en los primeros compases de la kalejira comparsera por el Casco Viejo y no se le ocurrió mejor idea para aminorar esa tensión que la de sorprender con un aurresku a los presentes en el hall, pocos instantes después de que un dantzari cumpliera con el protocolo. La pregonera lo rompió y se ganó con ello a los invitados en la recepción oficial; luego lo haría desde la balconada.

Soportando el calor que le provocaba la chaquetilla amarilla tipo frac y el bicornio empenachado, la deportista se asomó a la balconada del centenario teatro e hizo un encendido llamamiento a la fiesta. Comenzó, en euskara, lanzando «goras» a Aste Nagusia y Marijaia para pasar a agradecer la distinción que se le había otorgado y prometiendo que no lo va a olvidar.

Agradeció también «las muestras de cariño que me dáis cada vez que tengo la ocasión de emocionarme al representar por los diferentes países del mundo a mi Bilbao, a mi Bizkaia y a mi Euskadi». Por entonces, la triatleta mantenía la compostura y no se dejaba arrancar por los nervios.

De ahí que, con rotundidad, destacó que quienes se acerquen al Botxo vivirán «la edición más femenina de Aste Nagusia: Marijaia -gure erregiña-, concejala, comparsera, txupinera, pregonera...». Ahí, la emoción le pudo y reivindicó a los cuatro vientos que son mujeres y ensalzó a estas.

No perdió la oportunidad tampoco de recordar la situación de sus compañeras, «mujeres que se dedican al deporte, las que luchan día a día por conseguir su meta saltando todos los obstáculos que se les ponen por delante. Aurrera neska!», enfatizó ante un recinto festivo entregado a la fiesta incluso antes de que Marijaia se asomase en la balconada.

Desde ese lugar privilegiado, tuvo «un recuerdo especial para todas las bilbainas y bilbainos que por diferentes motivos no van a poder compartir Aste Nagusia entre nosotras. Sois vosotras y vosotros -subrayó Berasategi- las que tenéis que llenar su ausencia».

Pero no quedó ahí la reivindicación, ya que incidió en estos tiempos «muy difíciles» y, a pesar de las situaciones que se puedan estar viviendo, la pregonera dijo que «más que nunca hay que salir a la calle y vivir la fiesta, ocupar las calles y disfrutar de lo que más nos gusta, comer, hidratarnos y disfrutar con nuestra gente».

Guiño a su antecesor

Virginia Berasategi, quien había avanzado que no se iba a extender en su pregón, tuvo aún tiempo de seguir la estela emprendida el año anterior por su antecesor, el escritor Kirmen Uribe. Temblándole los papeles de su alocución, se destapó con un bertso: «Bilbora etorri nintzan/ zentimorik gabe/ handik bueltatu naiz maitia/ irriaren jabe./ Txin, txin, txin, txin,/ irriaren hotsa/ harexek ematen dit maitia/ bihotzian poza».

En el ocaso de su pregón, la triatleta se reafirmó en que «sí... se puede vivir nuestra Aste Nagusia sin muchos txines... Hay programados -remarcó para quien lo desconozca- centenares de actividades gratuitas para el disfrute de todas y todos. Los fuegos, el teatro de calle, los conciertos, los concursos gastronómicos... y un montón de actividades más».

Berasategi reconoció que estar a la altura de manera continua durante la semana más largo del año en Bilbo no será «moco de pavo». Y eso a pesar de ser una atleta de reconocido prestigio internacional, «acostumbrada a la disciplina... pero os invitó a ser un poco indisciplinadas estos días... Y os prometo -confesó- que yo también voy a ser un poco indisciplinada. Os prometo que me voy a entregar y que voy a ser la pregonera de todas las bilbainas y bilbainos».

Antes, en la recepción oficial, se había producido el intercambio de atributos entre pregoneros y txupineras. Si en este último caso no hubo novedades, ya que la comparsera de Mekauen Patricia Lezama entregó la percha para lanzar txupines a Nerea Orizaola, de Zaratas, en los pregoneros fue el hermano de Kirmen Uribe, Joseba, quien tuvo que traspasar la makila a Virginia Berasategi. La razón fue que el escritor había sido padre unos minutos antes, en torno a las 17.30.

Además, el alcalde, Iñaki Azkuna, entregó a Amagoia Loroño, directora de la Orquesta Sinfónica de Acordeones de Bilbo desde 2000 y profesora de la escuela que fundará su padre, Josu Loroño, la distinción de Bilbaina de Honor. Loroño, muy emociomada, agradeció el galardón, destacando que la orquesta que fundara su progenitor lleva «50 años en el paisaje de Bilbao».

En ese momento de ilusión, Loroño tuvo tiempo de acordarse de otra persona vinculada a Bilbo como fue el compositor Carmelo Bernaola y, por supuesto, de su padre.

Si en la calle quienes aguardaban el txupin soportaban un calor sofocante, la temperatura que se vivió en el foyer del Arriaga no fue muy fresca, en gran medida por los focos. Además de los corporativos, comparseros y miembros de diferentes colectivos de la villa, destacó la presencia del fiscal jefe de la CAV, Juan Calparsoro, acompañado de algún colega; el presidente del BBB del PNV, Andoni Ortuzar; el parlamentario jeltzale Iñigo Iturrate; o la candidata a la Lehendakaritza por EH Bildu, Laura Mintegi.