Crece el número de jóvenes atrapados en la espiral de los trabajos temporales
Corren tiempos difíciles para los jóvenes que intentan insertarse en el mercado laboral. Un estudio de la OIT revela que los contratos temporales entre los trabajadores jóvenes se han duplicado desde que comenzó la crisis, convirtiéndose en la única opción para empezar a trabajar. En la Unión Europea un 70% de los jóvenes trabaja con contratos temporales. Las expectativas no mejoran, pues se prevé que el 12,7% de la fuerza de trabajo joven esté en paro este año.
Iraia OIARZABAL | DONOSTIA
Las expectativas laborales de los jóvenes europeos se agravan cada vez más. La crisis económica ha dificultado mucho más la inserción laboral de la juventud, a la vez que precariza sus condiciones de trabajo. Y los datos lo demuestran. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el número de contratos temporales entre los trabajadores jóvenes casi se ha duplicado desde el inicio de la crisis económica.
El director de la Unidad de Tendencias del Empleo de la OIT, Ekkehard Ernst, alertó de que los jóvenes están «atrapados en los empleos temporales» y tienen «pocas perspectivas» de obtener un puesto de trabajo a tiempo completo. Es decir, la mayoría de los jóvenes se introduce en el mercado laboral en unas condiciones donde reina la inestabilidad y con verdaderas dificultades para afianzarse un futuro. Lo que antes se entendía como una manera de iniciarse en el mundo laboral, ahora se ha convertido en un modo de vida para miles de personas.
Aunque la temporalidad en el trabajo es un factor cada vez más común desde que estalló la crisis económica, la OIT incide en que la población juvenil es especialmente sensible. «En la Unión Europea constatamos que los contratos temporales son muy frecuentes entre los jóvenes, más que entre la población adulta», afirma. De hecho, concreta que hasta un 70% de los jóvenes, una amplía mayoría, trabaja con contratos temporales frente a un 20% de los adultos.
Los países más afectados por la crisis económica son los que registran un incremento más rápido del empleo temporal. Entre ellos se encuentran Irlanda, donde se ha dado un incremento del 13% y el Estado español , con un aumento de cerca del 2,5%.
También son estos países los que mayores tasas de paro juvenil registran en sus listas. Así, el Estado español tiene una tasa de desempleo juvenil del 53,28%, superada únicamente por Grecia, donde el porcentaje de jóvenes parados asciende al 54,9%. La media de la UE se sitúa en el 22,6%.
Estos porcentajes se sitúan muy lejos de los de otros países europeos, precisamente aquellos que mejor están sorteando la crisis. En Alemania, por ejemplo, la tasa de paro juvenil es de un tímido 8,8%. Austria supera por muy poco esta tasa, con un 9,3%.
Más allá del problema del desempleo, entre aquellos que tienen un trabajo, no hay perspectivas de que la tasa de temporalidad vaya a disminuir, al menos, hasta 2016. Es más, se prevé que haya cerca de 75 millones de jóvenes desempleados entre 15 y 24 años en 2012, 4 millones más que en 2007. A ello hay que sumarle que el 12,7% de la fuerza de trabajo juvenil estará sin empleo este año.
Única opción de trabajo
Antes de que se desencadenara la crisis, los trabajos temporales eran vistos como una opción para que los jóvenes adquirieran experiencia mientras estudiaban o viajaban. Sin embargo, en los últimos años se ha convertido «en una opción de último recurso» para una generación cada vez más formada.
Es más, muchos jóvenes perciben hoy en día el empleo temporal como la única manera de entrar al mercado laboral. O lo que es lo mismo, aspirar a un empleo regular se ha convertido en una fantasía. Así las cosas, la OIT apunta que la competencia entre los jóvenes por obtener un contrato temporal va a crecer en los próximos años. Algo impensable hace apenas cinco años.
«Actualmente, los jóvenes corren el peligro de estar empleados constantemente con contratos temporales, con menores perspectivas profesionales y una menor evolución en términos de salario», sentencia la organización internacional. Todo ello merma en su capacidad de gasto, así como en la posibilidad de emanciparse.
Por esta razón, la organización hace un llamamiento a los gobiernos a que actúen y se comprometan con la mejoría de las condiciones laborales de los jóvenes. En concreto, les insta a propiciar la transición de contratos temporales a permanentes, así como a ayudar a estimular a las empresas para emplear a jóvenes con contratos permanentes.
En esta línea, propone la introducción de incentivos fiscales que permitan que los jóvenes sean empleados «bajo condiciones estables», así como reducir la diferencia en términos de costos entre el trabajo temporal y el regular.
De momento, las medidas que ha tomado el Gobierno español distan mucho de estos objetivos. Un ejemplo claro es la última reforma laboral, donde las «condiciones estables» no parecen una prioridad.
Según la OIT, hasta un 70% de los jóvenes trabaja con contratos temporales frente a un 20% de los adultos. Las expectativas empeoran, se prevé que el 12,7% de la fuerza de trabajo juvenil estará sin empleo este año.