El ruido mediático en Israel sobre la eventualidad de un ataque inminente contra Irán con el pretexto de su programa nuclear formaría parte en realidad de una estrategia de presión destinada a obtener una posición más firme de la administración Obama, según expertos israelíes.

Desde hace diez días se ha instalado un clima de febrilidad en Israel, alimentado con declaraciones diarias de responsables políticos y analistas, que se pronuncian a favor o en contra de un ataque contra Irán.

Esta inquietud reinante se ha visto reforzada con la distribución masiva de máscaras de gas entre la población, la verificación del buen funcionamiento de un sistema de alerta por SMS y las especulaciones sobre el número de víctimas israelíes en caso de represalias iraníes, recordó AFP.

Según expertos israelíes, todo ello formaría parte de una estrategia que busca preparar a la opinión pública para las consecuencias de un eventual ataque, pero sobre todo forzar a la Administración estadounidense a adoptar una posición más clara al respecto y lograr un compromiso más claro de Washington de que atacará a Irán si mantiene si su programa nuclear, o que al menos autorizará a Israel a hacerlo.

Sin embargo, EEUU, por el contrario, cree que ha logrado consolidar en Israel un frente interno de oposición al eventual ataque contra Irán y que ha logrado silenciar esos tambores de guerra.

Desde Teherán, el líder supremo, ayatolah Ali Jamenei, reiteró ayer que Israel es «un tumor canceroso en el corazón del mundo musulmán» y agregó que Jerusalén y Palestina son las dos principales cuestiones que les afectan, por lo que los países islámicos no deben caer en las trampas de Occidente para encubrirlas y buscar la división.