La noticia de la decisión del Bayern de Munich de pagar los 40 millones de euros de la cláusula de rescisión para fichar a Javi Martínez y la insostenible situación de Fernando Llorente en el Athletic tras anunciar que no renovará su contrato ha colocado a la afición realista en una alerta que aumentó tras la derrota de ayer ante el Betis. Ningún jugador de la Real se irá a Bilbo si el Athletic no paga los 30 millones de su cláusula ni tiene ese valor en el mercado ahora ni de lejos. Sería difícil de entender en Gipuzkoa que el Athletic pueda pagar ese dineral por un jugador de la Real y que, en época de recortes, entre la Diputación de Bizkaia, BBK y Lakua paguen 170 millones que no tienen entre campo y patrocinios a un club que puede ingresar entre 60 y 76 por la salida de dos jugadores. Para la Real lo mejor es que ese dinero se destine a San Mamés Barria y no entre en sus arcas. La ruina para la entidad blanquiazul empezó cuando llegaron en pocos años 7.000 millones de las antiguas pesetas y se convirtió en un club comprador sin poder serlo.