vuelta 2012 Tercera victoria de John Degenkolb
La carrera no espera a nadie, ni en etapas llanas
Una caída en los últimos kilómetros partió el pelotón. Sky tiró en cabeza, aunque Uran perdiera un minuto.
Arnaitz GORRITI
Las teorías suelen desmoronarse o reforzarse cuando se ponen a prueba en la práctica. Se armó un bonito revuelo cuando, camino de Valdezcaray, se cayó el Movistar al completo y el equipo Sky no paró. Ayer, en la etapa que terminaba en el remozado circuito de Alcañiz, este mismo equipo aprovechó una caída a 10 kilómetros de la llegada para volver a meter ritmo y descolgar a parte del pelotón, sin importarle que entre los rezagados se encontrara su propio compañero de equipo Rigoberto Urán, víctima de un pinchazo.
Ya que Chris Froome se encontraba en la cabeza del grupo -y se notó, porque se dedicó a lanzar el sprint-, el Sky no miró atrás ni se preocupó de que el colombiano se dejara un minuto y diez segundos, perdiendo la 4ª plaza de la general. Y es que, teorías aparte, en esta carrera el Sky no espera a nadie, nunca.
Como tampoco espera John Degenkolb. El sprinter del Argos Shimano debió batirse hasta el último metro con el italiano de Liquigas Elia Viviani, y se le notó sin resuello una vez superada la línea de meta. Pero el corredor alemán sumó su tercera victoria parcial en esta Vuelta, demostrando ser el velocista más rápido de la ronda hispana.
Aramendia, el más combativo
Con un fin de semana duro en el horizonte de la carrera, con las respectivas llegadas a Collada de la Gallina y Barcelona, el pelotón esperaba tomarse la jornada de ayer con más calma, en la que una escapada condenada a morir debía «amenizar» el viaje entre Huesca y el circuito de Motorland Aragón de Alcañiz.
El guión, sin duda, se cumplió a rajatabla, a pesar de la sorpresita final. Un cuarteto formado por Javier Aramendia (Caja Rural), Pablo Lechuga (Andalucía), Frantisek Rabon (Omega) y Bertjan Lindeman (Vacansoleil) se fugaban de la vigilancia del pelotón en el kilómetro tres. Restaban más de 160 para la meta, y no había ninguna dificultad orográfica por el camino.
Sin embargo, a pesar de que está resultando una primera semana algo movida, y del calor reinante -con temperaturas superiores a los 40 grados-, el pelotón de la Vuelta no iba a conceder permiso a los aventureros, que, en lógica correspondencia, venderían muy cara su entrega.
La renta de los escapados nunca fue demasiado grande, ya que apenas llegó a los cinco minutos. Sin embargo, supieron guardar fuerzas y entenderse razonablemente bien, hasta que la cercanía del grupo les hizo atacarse los unos a los otros. El primero en ceder fue Pablo Lechuga, sobre todo porque Rabon y Lindeman se enzarzaron en un continuo bucle de ataques y contraataques. Paradójicamente, fue el navarro Javier Aramendia quien logró subir al podio como el corredor más combativo de la séptima etapa.
Al final, un pelotón con las prisas metidas en el cuerpo dio buena cuenta de unos fugados que, sin saberlo, estaban reproduciendo la estampida que iba a protagonizar la etapa en sus últimos kilómetros.
Caída casi en la cabeza
Los nervios por la proximidad de la meta fueron adueñándose de un pelotón en el que primero tiró Argos Shimano, y después RadioShack, y ya hubo una caída sin consecuencias a 55 kilómetros de meta, cuando Tony Martin daba con sus huesos en el suelo, pero no fue a más.
Sin embargo, a escasos diez kilómetros Nairo Quintana, Tiago Machado, Linus Gerdemann, David de la Fuente y Yoan Bagot probaron también el asfalto, a pesar de discurrir por la parte cabecera del pelotón.
Los caídos no tuvieron mayores problemas físicos, pero sí dieron el pistoletazo de salida al largo sprint final. Sky, pese al pinchazo posterior de Urán, se lanzó a la carga y llevó en fila de a uno a un pelotón roto por la mitad, aunque sin descolgar a los hombres fuertes de la prueba. En el sprint final, Degenkolb tuvo que echar el resto y llegó a la meta agotado, pero se aprovechó de la velocidad del paquete para sumar su tercer éxito.
Con temperaturas que en muchos momentos superaron los 40 grados, los ciclistas vivieron una jornada llana que se complicó en los últimos kilómetros. Una caída partió el pelotón, algo que quiso aprovechar el Sky para abrir hueco.
La Agencia Estadounidense Antidopaje, USADA, anunciaba ayer que desposeerá a Lance Armstrong de los siete Tours que ganó después de que el exciclista decidiera abandonar la lucha para que se retiren los
cargos de dopaje que pesan sobre él. Uno de los efectos pudiera ser que, por ejemplo, Joseba Beloki constará en el palmarés como vencedor del Tour de 2002.
«Llega un momento en la vida de cualquier hombre en el que tiene que decir «ya es suficiente»», anunciaba Armstrong a través de un comunicado. «El costo que ha tenido en mi familia y en mi trabajo para nuestra fundación me ha llevado a terminar con este sinsentido», añadía el excorredor, superviviente a un cáncer y presidente de la fundación Livestrong.
A consecuencia de esta declaración, el diario «The New York Times» anunciaba que esta decisión significa «casi seguro» que el texano será despojado de sus siete títulos como campeón del Tour, la medalla de bronce que ganó en Sidney 2000 y otros títulos ganados desde agosto de 1998.
Cabe recordar que el pasado 29 de junio la USADA acordó presentar formalmente cargos de dopaje contra Armstrong, los médicos Michele Ferrari, Pedro Celaya Lezema, Luis García del Moral, el entrenador Pepe Martí y el director deportivo Johan Bruyneel, al sostener que mantuvieron un sistema de dopaje entre 1999 y 2005. El director ejecutivo de la USADA, Travis Tygart, dijo que Armstrong podría ser suspendido de por vida.
«Es un día triste para quienes amamos el deporte y a los deportistas», declaró Tygart. «Este es un ejemplo de un triunfo a cualquier precio y demuestra que quien engaña para ganar nunca tiene éxito».
Por contra, el exciclista Laurent Jalabert dijo que «Armstrong tenía mucho éxito y una manera de practicar su deporte que no gustaba a todos. Esta noticia le gustará a algunos, pero me siento dividido». GARA