Parece que vuelve, cual Guadiana -se ve que se acercan las elecciones-, a hablarse sobre la posición de los partidos políticos, en relación con su representatividad en los territorios, de la Comunidad Autónoma del País Vasco, así como en el Parlamento Vasco, pero como siempre, sin tener en cuenta la máxima democrática por excelencia, que dice «un hombre, una mujer, un voto de igual valor» y que desde el principio de esta «sasidemocracia», a mi juicio, se hicieron mal las cosas, ya que si analizamos la representatividad de los territorios, existen diferencias manifiestas.

Analicemos lo que ocurre en estos momentos, en los cuatro parlamentos y gobiernos existentes en la CAPV, es decir, no introduzco a nuestro territorio hermano de Nafarroa; no obstante, lo estudiado serviría de manera global, para toda Euskal Herria.

Antes de seguir adelante, he de indicar, que bajo mi punto de vista, parece excesiva la existencia de tantos parlamentos y gobiernos y que para 2.184.606 habitantes, existan 267 personas electas, entre apoderados, diputados, parlamentarios y consejeros, representantes en Juntas Generales, Diputaciones Forales y Gobierno Vasco. Estas cifras dan una ratio de un político para cada 8.182 habitantes, cifra que se antoja un tanto excesiva. Aquí me olvido, mejor dicho, no tengo en cuenta a los muchos representantes en entidades locales.

Ahora viene el Partido Popular, «arrimando el ascua a su sardina», diciendo que la representación en la Cámara Vasca debe ser de 60 parlamentarios, 20 por cada uno de los llamados Territorios Históricos, en lugar de los 75 actualmente existentes, igualmente sin tener en cuenta para nada la proporcionalidad democrática.

¿Qué es lo que ocurriría y lo que actualmente ocurre, en la representación por cada territorio, en el Parlamento Vasco?

En Bizkaia, son necesarios 46.230 y serían 57.788 votos, en relación a su población. En Gipuzkoa, son precisos 28.384 y serían 35.480 votos, en relación a su población. En Araba, son indispensables, 12.769 y serían 15.961 votos, en relación a su población. Que por un representante de Araba sean precisos casi cuatro electos de Bizkaia, o poco más de dos en Gipuzkoa, o que por cada parlamentario de Gipuzkoa, sean precisos cerca de dos electos en Bizkaia. Esto no es democrático, mirándose por donde se mire y menos después de transcurridos más de 30 años, en que dejamos de ser «provincias traidoras», por lo que ya es tiempo de establecer la igualdad en la representación popular.

Y que conste, no es de mi interés plantear una guerra entre territorios, pues soy de los que entiende, que mi única patria, Euskal Herria es una e indivisible.

Dado que no es posible el plantear en estos momentos la desaparición de ninguna institución de las ahora existentes, sin embargo, sí creo que podían estudiarse fórmulas de representación que, por un lado, dismi- nuyesen los cerca de 300 electos y electas y por otro lado haga que la representatividad sea más democrática y, por qué no decirlo, más económica.

Mi fórmula sería rebajar a la mitad el número de electos, pero que estos sean tanto representantes en el Parlamento Vasco, como en Juntas Generales.

¿Cómo se repartirían?

Como somos 2.184.606 habitantes y serían 130 los cargos electos propuestos, lo que haría que por cada 16.800 ciudadanos y ciudadanas tendríamos un electo a nuestro servicio, cifra a todas luces suficiente, cargos estos, que se repartirían, entre el Gobierno y Parlamento Vasco, Juntas Generales y Diputaciones.

La CAPV, funcionaría como una circunscripción electoral única y lo que es importante, «un hombre, una mujer, un voto de igual valor».