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Maite SOROA | msoroa@gara.net

De la casualidad a la coincidencia

El personaje de ficción Auric Goldfinger, que aparece en la novela de Ian Fleming «James Bond contra Goldfinger» y en la película homónima «Goldfinger», o sea, el archienemigo del agente 007, tiene una frase que servidora recuerda: «Una vez, casualidad; segunda vez, coincidencia; tercera vez, acción hostil». Y viene esto a cuento por la decisión, por segunda vez consecutiva, de hacer coincidir las elecciones en Galicia y en la CAV.

Esta coincidencia, y no casualidad, no es en absoluto políticamente aséptica. Y aunque una no se atreve a decir que sea una acción hostil, no me cabe duda de que el cálculo subyacente tiene mucho veneno. Mi convicción se vio reforzada al leer el análisis que el comentarista político de «El Correo», Alberto Ayala, hacía al efecto.

En su pieza periodística, el autor afirma que a los «nacionalistas de PNV y EHB nunca terminan de gustar estas coincidencias» y apunta como razón el hecho de que «de cara al desarrollo de la inminente campaña, resulta evidente que la coincidencia electoral confiere a las citas un mayor realce nacional». Cambien su palabra «nacional» por la «estatal» que servidora acostumbra a utilizar, y apostaría a que los partidos abertzales no tiraron cohetes de alegría al conocer la noticia. Justo es reconocerlo, coincido con esa apreciación. Para el PSOE y el PP no resulta inocua la coincidencia.

El inminente rescate global y los hachazos sociales sin fin hacen comprensible que, para el PP, el 21 de octubre se vote cualquier cosa que no sea un plebiscito sobre Rajoy. Los antecendentes de Asturias y Andalucía son reveladores al respecto.

Para el analista «el menos feliz» es Basagoiti. En su afán de «poner toda la tierra por medio que sea posible con cuanto suene a recorte, a tijeretazo», su discurso de «alertar contra las consecuencias del regreso de la antigua Batasuna y sus aliados al Parlamento y la eventual conformación de un frente independentista» queda trastocado. Puede ser que sí, o que no.

Basagoiti, que a mí y a mis amigas nos parece más txotxolo cada día, bastante tiene con aguantar el chaparrón que le viene encima. Le veremos pasear con Rajoy en campaña y hacer de EH Bildu algo diabólico. El hecho de que sea el sacrificado, hasta por su propio partido, eso sí que no es casualidad.

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