China recibe con todos los honores al presidente egipcio, Mohamed Morsi
GARA | BEIJING
En su primera visita oficial fuera del mundo árabe desde que fue investido presidente egipcio, Mohamed Morsi ha elegido China, potencia mundial de la que espera inversiones que alivien la situación económica preocupante en Egipto.
Morsi fue recibido de forma solemne por su homólogo chino, Hu Jintao, en el Gran Palacio del Pueblo, en Beijing.
La prensa china destaca el hecho de que Morsi haya elegido al gigante asiático y lo interpreta como una muestra de la voluntad del nuevo poder en El Cairo de reequilibrar sus relaciones diplomáticas. El propio Hu destacó que «el hecho de que usted nos haya elegido como primer país a visitar muestra la importancia que concede al desarrollo de las relaciones sino-egipcias».
Morsi respondió destacando que «Egipto y China son ambas antiguas civilizaciones y eso es una buena base para nuestras relaciones bilaterales». Ambos dirigentes firmaron acuerdos en los sectores de la agricultura, telecomunicaciones, turismo e investigación científica.
Siete grandes proyectos
«Egipto va a diversificar su agenda de relaciones diplomáticas», confirmó el profesor Peter Mandaville, de la Universidad George Mason (EEUU). «Y a corto plazo, es evidente que Egipto, vista su situación económica, necesita desesperadamente inversiones chinas», añadió.
Morsi será recibido hasta el jueves por el primer ministro, Wen Jiabao, el presidente de la Asamblea Nacional Popular, Wu Bangguo, y el vicepresidente Xi Jinping, quien sucederá a finales de año a Hu al frente del país. Además de departir con la plana mayor de los dirigentes chinos, espera la firma de siete grandes proyectos, incluida una central eléctrica en Kom Ombo, en el Alto Egipto, 27 silos gigantes de grano, una planta desalinizadora en Marsa Matruh, varios proyectos industriales y el desarrollo de internet a alta velocidad.
Egipto propondrá, asimismo, a China estudiar la construcción de un tren de alta velocidad que comunicaría en 40 minutos a El Cairo con Alejandría (norte), la segunda ciudad del país, y que podría incluso prolongarse hasta el Alto Egipto.
Las empresas chinas, públicas y privadas, han incrementado considerablemente en los últimos años su presencia en el continente africano. Su estrategia empresarial pasa por extraer sus materias primas a cambio de inversiones en infraestructuras de todo tipo.
El aumento de los intercambios comerciales entre China y Egipto registró un incremento en los últimos años de la era Mubarak. Pasaron de 610 millones de dólares en 1998 a 6.200 millones diez años más tarde.
China, que reaccionó con suspicacia al estallido de la Primavera Árabe, ha desplegado todos sus honores para recibir al líder más emblemático surgido de estas revueltas. Beijing quiere convertir al nuevo Egipto en un aliado clave y ha visto con buenos ojos la iniciativa de Morsi para implicar a las potencias regionales (el propio Egipto, Turquía, Irán y Arabia Saudí) en una mediación en Siria.