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Txaber Larreategi, Mireia Gabilondo, Enara Goikoetxea, Josu Martinez y Eneko Olasagasti Directores de la película «Ventanas al interior»

Tabúes, temores y ventanas

«Ventanas al interior» estará en Zinemaldia. Aunque no sea en el programa oficial, estaremos en Donostia. Con la intención de que las puertas que nos han cerrado dentro se conviertan en ventanas que se nos abran al exterior

«La verdadera lucha de los cineastas no es contra la crítica ni contra la industria, sino contra la indiferencia del público».

François Truffaut

Somos cinco cineastas vascos. De diferentes orígenes y generaciones. También con diferentes trayectorias hasta que, hace casi tres años, decidimos trabajar juntos en un proyecto común.

Por aquel entonces, la situación política era bien distinta. Sin embargo, en la lejanía del horizonte se empezaban a vislumbrar algunos rayos de esperanza. Convencidos de que todos debíamos ayudar en ese camino, nosotros también decidimos poner nuestro granito de arena, haciendo lo que sabemos: cine.

Estamos seguros de que el primer paso para entenderse es conocerse. Por eso, en una época en la que los discursos maniqueos lo envolvían todo, optamos por abordar un tema central del debate social -los presos vascos- desde otro ángulo: dejando de lado la política, centrándonos en lo humano. Hicimos un film que habla de los presos como personas; con sus vivencias, sus sueños, sus miedos y sus contradicciones. Lo llamamos «Ventanas al interior».

Desde entonces, se ha avanzado mucho en el camino hacia la paz. Sin embargo, a pesar de que los presos tomaban cada vez más importancia en la agenda social, hemos tenido que enfrentarnos a numerosos obstáculos para hacer la película. En primer lugar, a la productora Zinez se le cerraron las puertas de la mayoría de las subvenciones. Después, durante el rodaje, se nos denegaron permisos, y en más de una ocasión sentimos tras nosotros los pasos de la policía. Pero sin duda, la mayor tormenta llegó cuando estábamos terminando el montaje. A raíz de una subvención del Ayuntamiento de Donostia, algunos medios de comunicación y ciertos partidos políticos pusieron en marcha una delirante campaña en la que acusaban a Bildu de apoyar un film que hacía «apología del terrorismo». ¡Cuando el film estaba sin terminar y nadie lo había visto! Durante varias semanas, la productora Zinez pidió a esos partidos reuniones para explicarles de primera mano en qué consistía la película. Nunca obtuvo respuesta. Y al poco tiempo, el ministro de Interior español se unió a la fiesta de una forma insólita: amenazó con ilegalizar Bildu si persistía en ayudar económicamente «Ventanas al interior».

Zinez renunció a todas las ayudas, para que nadie se viera perseguido por ayudar a la cultura. Entonces sucedió algo realmente hermoso: En dos semanas se recuperó todo el dinero perdido, gracias a pequeñas aportaciones personales de miles de ciudadanos solidarios.

Pero aquella campaña del ministro y de algunos medios de comunicación hizo un daño irreparable al proyecto. Por una parte, consiguió etiquetarlo a priori, creando en muchos espectadores potenciales prejuicios injustos. Por otra parte -y esto es lo más grave-, aquella amenaza creó un clima de temor en la sociedad. Temor a dar cualquier tipo de apoyo al film (fuera cual fuera el modo). Por lo que pudiera pasar.

Entendemos dentro de esa lógica la decisión del Comité de Selección de dejar fuera de Zinemaldia «Ventanas al interior». No era fácil seleccionar la película, pues sin duda habrá habido presiones; sin olvidar que parte del presupuesto del Festival viene de instituciones españolas. En ese sentido, en nuestra opinión, el Comité de Selección no ha tenido la madurez que requieren los tiempos que vivimos. Las vivencias y los sentimientos de los presos vascos son tabú en el Estado español, está prohibido mostrar la persona que se esconde tras el «terrorista», y Zinemaldia no ha tenido la valentía necesaria para romper ese tabú, a pesar de que ello podría tener efectos positivos en la sociedad. Ya lo hemos dicho antes: el primer paso para entendernos es conocernos.

La decisión del Festival no es más que el último obstáculo de un camino que ha estado plagado de escollos. En ese sentido, creemos que gran parte de la sociedad vasca no va a entender por qué se le ha privado de la posibilidad de ver en un marco que es de todos un film que había creado grandes expectativas. Al fin y al cabo, ha de ser el público, y solo el público, quien juzgue la cultura.

Más allá de la decepción que sentimos, no tenemos ningún deseo de entrar en polémicas bizantinas con Zinemaldia. No queremos aparecer como aquellos deportistas que cuando pierden echan la culpa al árbitro. Sin embargo, por responsabilidad, nos hemos sentido en la obligación de tomar la palabra. Sospechamos que en la decisión del festival han pesado más las razones políticas que las artísticas, y no podemos dejarlo pasar como un hecho normal y actuar como si nada hubiera sucedido. De lo contrario, seguirán repitiéndose casos semejantes, y una de las primeras condiciones para que una sociedad sea libre es la libertad de creación. Sin tabúes ni temores.

Somos cinco cineastas. Nada más. Por eso, nuestra única respuesta será seguir haciendo lo que sabemos hacer: cine. Seguiremos trabajando en nuestros proyectos, y procuraremos que la película sea vista por el mayor número de personas posible.

Por eso, «Ventanas al interior» estará en Zinemaldia. Aunque no sea en el programa oficial, estaremos en Donostia. Con la intención de que las puertas que nos han cerrado dentro se conviertan en ventanas que se nos abran al exterior.

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