GARA > Idatzia > Kultura

Udate

«Jesús Eguiguren es un conspirador porque nunca se ha sentido negociador»

p048_f01.jpg

Ángel Amigo
Director, guionista y productor

Ángel Amigo (Errenteria, 1952) es productor, guionista, escritor y cineasta. En su filmografía figuran títulos como «La fuga de Segovia», «El invierno en Lisboa», «Maité». «El Ché» y «¿Quién mató a Pertur?». Hoy se estrena «Dragoi ehiztaria», uno de sus proyectos más personales, aunque ha arrancado con polémica incluida por las duras y sorpresivas críticas lanzadas por su director, Patxi Barco.

Koldo LANDALUZE | DONOSTIA

En marzo, Angel Amigo estrenó «Al otro lado del espejo» -un documental que gira en torno a los servicios de espionaje cubano, ruso y nicaragüense-, este viernes se estrenará la película dirigida por Patxi Barco, protagonizada por Asier Hormaza y escrita por él titulada «Dragoi ehiztaria» («El cazador de dragones») y en octubre podremos visionar «Memorias de un conspirador», el documental que tiene como protagonista al presidente del PSE-EE Jesús Eguiguren y que tanta cola trae.

El estreno de «El cazador de dragones» estaba previsto para 2010.

Sí, así es. Lo que ocurre es que a la productora que estaba involucrada de lleno en esta producción le afectó de lleno la crisis y tuvo que parar la postproducción de la película, que estaba prácticamente acabada. La «resurrección» de la compañía no ha resultado nada fácil y continúa siendo muy compleja porque la coyuntura actual no es muy halagüeña. Pero, finalmente se ha logrado acabar esta ambiciosa producción.

La premisa argumental parte de una pregunta que un hijo le hace a su padre.

En su inicio yo lo planteé como una experiencia personal, aunque mi experiencia militante es de hace casi cuarenta años. Es una cuestión sobre la que siempre he reflexionado y estoy convencido de que es algo que se habrá hecho en miles de hogares de Euskal Herria, porque en el ámbito familiar está muy vigente. Apenas se ha tratado sobre ello debido a que entramos de lleno en los terrenos de la intimidad, pero yo creo que resultaría muy interesante y positivo comprobar cómo se ha digerido en los entornos familiares experiencias de este tipo; aquellas que han tenido que ver con el pasado de un padre que optó por militar en ETA y la postura que este adopta a la hora de explicar a su hijo los motivos de esa militancia. Yo creo que debería de prevalecer un punto de vista personal, porque una cosa son las conclusiones políticas y otras bien diferentes son las que nacen de nuestra rutina cotidiana y familiar.

¿Qué nos encontramos en esta película?

El argumento está basado en un caso real: las vivencias de un militante de ETA pm que abandonó la lucha armada en Euskal Herria en el año 81 y que, habiendo asumido que este tipo de lucha no tenía vigencia aquí, decidió incorporarse a la lucha armada que se practicaba en América Latina a través del frente Farabundo Martí, en El Salvador, y formando parte de los servicios de inteligencia del Frente Sandinista en Nicaragua. Diez años después, finalizados estos conflictos, se quedó un poco «colgado» en aquella coyuntura, regresó a Euskal Herria para acogerse a las últimas medidas de reinserción y se incorporó a la vida civil. La pregunta, esa que tiene que ver con el interés del hijo acerca del pasado de su padre, es dicha un día después que el mismo Frente Farabundo Martí en el que el protagonista había combatido logra el poder a través de las urnas electorales. Todo ello provoca en el protagonista una serie de reflexiones que conforman el armazón dramático de la trama.

Otro proyecto suyo, esta vez alternando labores de guión y dirección, es «Memorias de un conspirador». ¿Qué Jesús Eguiguren encontramos en este documental ?

Dicho crudamente, encontramos a un Egiguren «abierto en canal». Yo apenas sabía nada de él. Todo se resumía a lo que encontré en su libro «ETA, las claves de la paz» y lo que decían de él los medios de comunicación. Es un personaje que me atrajo mucho y quise acercarme a él desde una postura abiertamente humana. Le dije que lo que más me interesaba de él era saber cómo una persona que tiene amigos asesinados, que su partido ha sido amenazado y que debía moverse con escoltas, decide un día despedir a sus guardaespaldas y marcharse a hablar con Arnaldo Otegi para dar inicio a un periodo que se prolongaría durante siete años y en el que mantendrá conversaciones asumiendo que se trata de una iniciativa muy personal, pero que contribuirá decisivamente al desenlace del final de la lucha armada, porque, de alguna manera, estas conversaciones cimentaron la base sobre la cual la izquierda abertzale asumió la dirección política en este proceso. Me interesaba mucho el tema personal, cómo había vivido esa relación con gente que había sido su enemiga. La película trata mucho sobre estos aspectos y pretende dar una idea de aquellas secuencias en las que, en pleno proceso de negociaciones, a él le tocó encerrarse con ellos durante semanas y en los lugares designados en Suiza y Noruega. Desde esa perspectiva, Eguiguren confiesa a la cámara que finalmente, cuando hace un año ETA anunció el cese de sus acciones, lo que ha detectado es un cabreo generalizado fuera del Euskal Herria que no alcanza a comprender. En un momento del documental confiesa que no entiende por qué quienes han estado apostando por llevar a cabo este proceso de paz son tratados como si hubieran cometido algún tipo de delito. Por ese motivo, sentenció que estaba agotado, vacío... que se sentía como de cristal después de haber soportado todo tipo de presiones y que ahora le había llegado el momento de regresar a Itaca, a su hogar. Quería recuperar tiempo para hacer ese tipo de cosas que su vida política no le ha permitido.

Eguiguren se autodefine como conspirador.

Es el retrato de un político muy atípico en este país. Presidente del Partido Socialista de Euskadi, mantiene unos planteamientos políticos que han sido muy discutidos dentro de su partido y, por supuesto, fuera de Euskal Herria. Es una persona muy vinculada a la cultura en euskara, siempre ha defendido el término Euskal Herria y entiende todo lo concerniente a «lo vasco» de manera muy diferente a cómo lo hacen muchos compañeros de su partido. Es el testimonio de una persona que se autodefine como «conspirador», porque nunca se ha sentido un negociador. Se siente afín a la tradición de conspiradores liberales y progresistas del siglo XIX que tuvieron mucha influencia en las guerras carlistas y define su labor desde una perspectiva conspiradora y en beneficio de un fin último: que el Gobierno español negociara con ETA.

¿De qué manera le ha afectado sentirse en el ojo del huracán?

Confiesa que estos últimos cuatro años han sido los peores de su vida, porque ha pasado de ser una persona que gozaba de gran prestigio a sentirse constantemente manipulado y señalado. Tal y como afirma el propio Eguiguren, el fin último de los conspiradores es ser difamados, calumniados y acusados de todo tipo de cuestiones. Por ese motivo, sentía la necesidad de contar estos episodios suyos íntimos y no que fueran relatados por otras personas. Decidió escribir «ETA, las claves de la paz» , participar activamente en esta película y ahora, el grupo de teatro Glu-Glu estrenará en breve una obra basada en su libro.

Otro de los aspectos más interesantes de este singular periplo político es la relación establecida entre Eguiguren y Arnaldo Otegi. ¿Cómo ve Eguiguren a Otegi?

Es su gran interlocutor. Durante todo este tiempo compartido, ha nacido en ambos un sentimiento de gran respeto y amistad mutua. Eguiguren califica a Otegi de amigo, aunque siempre ha mantenido sus diferencias políticas. Al final, después de tanto discutir y pelear, también se desarrolla un factor humano que puede resultar difícil de entender para sectores que han sufrido directamente la violencia. Eguiguren le tiene un gran aprecio a Otegi y considera que es injusto que esté en la cárcel porque debería estar liderando el proceso y piensa que, probablemente, Otegi acabará como él, cansado, exhausto, vacío e incluso marginado. Pero eso ya lo dirá la historia.

¿Cinematográficamente, podría describir una escena que defina a «Memorias de un conspirador»?

Una de ellas todavía la mantengo muy presente y a pesar de haberla visionado infinidad de veces en la sala de montaje. Se trata de un primer plano filmado en Oslo. En un momento determinado, Jesús Eguiguren mira hacia la cámara con una cara que refleja estupor y tristeza y dice: «Yo creía que lo importante era la paz».

El director de «Dragoi ehiztaria» se desmarca de la copia que se estrena

Esta semana posiblemente sea de esas que no se le olviden a Ángel Amigo. Primero, la polémica en torno a que Zinemaldia no ha seleccionado su documental sobre Jesús Eguiguren, y ayer, día del estreno de «Dragoi ehiztaria» («Cazador de dragones»), el director del filme, Patxi Barco, hacía pública una carta en la que se desmarcaba de la película y acusaba a su productora -Zurriola Group Entertainment- de haber realizado «a escondidas y sin contar con el director» el trabajo de postproducción. En suma, denunciaba que la película «no respeta en absoluto su punto de vista artístico y técnico» y su distribución «le perjudica moral, personal y profesionalmente». Entre medias, calificaba al guión -escrito por Ángel Amigo- de «flojo» y con unas «mediocridades» que, tras el rodaje, Patxi Barco esperaba arreglar en la posproducción, que es «donde se cocina y se puede hacer grande una película o destrozarla». Al no poder hacerlo, no asume la película.

Angel Amigo no quiso entrar a valorar las críticas y se ciñó al contrato firmado por el director. Este dice textualmente que «la versión definitiva de la obra será propuesta por el autor a la productora. En caso de desacuerdo entre ambos, corresponderá decidir sobre la citada versión final a la productora». Rodada en euskara y con retrasos sucesivos en su estreno, tras su preestreno de anoche en Getxo, «Dragoi ehiztaria» llega hoy a las salas comerciales tanto en versión original como en castellano.

El rodaje de este filme, del que Amigo es autor además del guión y padre de la idea, arrancó en 2009, con Patxi Barco como director. Director teatral, realizador y guionista en televisión, este es su segundo largometraje tras «El final de la noche» (2004). En la carta que remitió ayer a los medios, Barco recordaba que el rodaje en Cuba fue un trabajo «espectacular» del equipo, «a pesar de que el guión nos parecía flojo, y de que el guionista y productor defendía sus errores obcecadamente frente al consejo de profesionales mucho más experimentados». Hace unos meses pidió acabar el trabajo, pero «no ha habido forma». Ha meditado emprender acciones legales para impedir el estreno y distribución de esta copia, aunque finalmente, «dada la situación económica y profesional del sector audiovisual», cree que su paralización «perjudicaría a terceras personas que no son responsables de la `mala praxis' de los responsables» de la productora. Por eso, apuntó ayer, «que sean otros: público, crítica, instituciones y medios los que juzguen la posible torpeza, falta de criterio y profesionalidad de dicha productora y sus responsables». A.E.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo