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Los formadores profesionales reclaman su lugar en el Empleo

El colectivo de profesionales de formación en el campo del Empleo, ya sea para personas en paro como para empleados en empresas o administraciones públicas, desempeña su trabajo en un limbo legal en el que las instituciones educativas no quieren saber nada de ellos y en el que las relacionadas con Trabajo -Ministerio, Consejería, Lanbide, Hobetuz...- se pasan la pelota de unas a otras para no implicarse en la regularización de este área.

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Iñaki TELLERIA | DONOSTIA

«El profesional formador no solo imparte cursos, diseña procesos de aprendizaje, analiza qué objetivos se plantea la gente y cuáles se plantean en un curso, y diseña procesos, con capacidad de análisis y de diseño de objetivos metodológicos, cómo organizar una actividad con una meta.... y lo hace tanto para personas que trabajan como para desempleados». Quien así se expresa es Ana Varela, presidenta de la Asociación de Formadores para el Aprendizaje Compartido y la Innovación (AFACI), que es la punta de lanza de un colectivo de unos mil profesionales en Hego Euskal Herria, que trabajan en una indefinición absoluta y que no parecen interesar ni a las administraciones ni a patronal y sindicatos.

«En la formación para el empleo tenemos distintas posibilidades, la formación de oferta, de demanda, con contrato, diagnósticos de formación para empresas....», relata Varela, orgullosa de su dedicación, y añade que «la finalidad nuestra es que las personas adquieran conocimientos, recursos, capacidades y competencias que les permitan trabajar mejor, con más seguridad e ir construyendo su perfil profesional, beneficiando a las personas y a las empresas». La presidenta de AFACI reconoce que abarcan muchos campos «desde mejorar la capacidad analítica, manejar un programa excel, llevar una reunión, hablar en público, vender....».

Sin embargo, y a a pesar de la trascendencia de los temas que aborda, su ilusión se trasforma en melancolía cuando se extiende a describir el panorama profesional y las condiciones en que trabajan. Son profesionales que en su momento dependieron del Instituto Nacional de Empleo (INEM), a través del cual impartían cursos de capacitación en distintas áreas. «Entonces existían unos registros de profesionales, se exigían unos certificados de profesionalidad que acumulaban puntos, teníamos un concurso-oposición...», afirma la presidenta.

Rigor y regulación

Varela declara que lo que persiguen es «que se acredite esa profesión como cualquier otra, que haya un rigor profesional, con apoyo institucional, y una regulación para que se ofrezca calidad».

Denuncia que los formadores se encuentran en un limbo entre Educación y Trabajo, y asegura que han propuesto un proyecto de organización de la profesión a la dirección de Lanbide. «Les hemos explicado cómo se puede organizar esto profesionalmente, que tiene que haber un centro coordinador, una acreditación de profesionales, porque si se busca un desarrollo social y económico de categoría no puedes tener algo sin regular», explica la responsable de AFACI, que añade que ahora «nadie controla cómo se planifican los cursos, solo el aspecto administrativo, pero ¿quién controla la calidad formativa?». Agrega Varela que «se supone que la formación para el empleo tiene que ser de un alto nivel, porque es un derecho del ciudadano, una obligación del sector público hacia los ciudadanos....».

Desde su experiencia de veinte años, Varela añade que «tras la desaparición del INEM, no existe regulación para un formador, ni laboral, ni legislativa, y, aunque exista la profesión con su certificado, no se tiene en cuenta. Es un caos profesional, no contamos con una regulación de funciones, ni una regulación laboral sobre nuestras condiciones económicas».

En este sentido, lamenta que «sindicatos, patronal y gobiernos no nos tienen en cuenta. El problema radica en que estamos en un sistema de subvenciones y no de presupuestos. La formación reglada funciona en base a unos presupuestos, mientras que nosotros dependemos de subvenciones que un día se dan y otro no».

Preguntada sobre cuál es la solución en esta indefinición, Varela responde que «toda profesión tienen una agrupación profesional, menos la nuestra. Primero que exista la profesión, como exige la Comisión Europea desde el CEDEFOP (Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional). Las recomendaciones de todos los estudios abogan por crear asociaciones de profesionales forma- dores, pero cuando se crean, como la nuestra, no se les hace ni caso».

Tiene claro también que debe ser el departamento de Empleo quien lleve la competencia en este campo profesional aunque, puntualiza que «también Educación tiene algo que decir porque estamos hablando del aprendizaje permanente».

áreas

«Lo formadores nos especializamos en preparar profesionales de forma presencial y también on-line, en metodología didáctica, en cómo organizar un proceso formativo, nuevos módulos de formación por proyectos, dirección de equipos...».

reuniones

«Nos hemos reunido con Lanbide, que se dedica a las personas en paro, Hobetuz, para los que buscan mejoras en su empleo, con la Dirección General de Trabajo, con la Dirección de Formación, con ADEGI, con los sindicatos.., pero todos miran para otro lado».

Jornadas en Donostia como punto de encuentro para la formación

El miércoles AFACI celebró en Donostia la primera de las dos jornadas -la segunda será el 19 de setiembre, también en la capital guipuzcoana- que ha organizado bajo el lema «Innovación y activación social. Mayores de 45, capaces y desempleados. Plataforma para el desarrollo de proyectos». Con estos encuentros, la asociación se presenta públicamente en Euskal Herria como un foro de encuentro entre profesionales de la formación y el aprendizaje «con objetivos de innovación social». Asimismo, presentará a personas cualificadas para «el desarrollo de proyectos en diferentes áreas y reunirá a los propios profesionales para colaborar en la generación de equipos y proyectos»

Según la presidenta Ana Varela, a la asociación «está llegando mucho currículum, el 98% son mayores de 45 y la mayoría de ellas mujeres, algunos con titulaciones superiores pero todos con una magnífica experiencia profesional, que tienen mucho que aportar y que nos gustaría que se acercaran a las jornadas, que fueran un punto de encuentro para ellos».

Varela reconoce que con la crisis económica ha crecido el número de personas a quienes se les cierra el futuro, sobre todo, el laboral. «Son cada vez más los mayores de 40 años que son expulsados del mercado de trabajo y a quienes se les presenta un futuro incierto». En este sentido, la máxima responsable de AFACI afirma que con las jornadas quieren establecer «un lugar de encuentro para todas estos ciudadanos que pueden aportar muchas cosas en formación y a las que se les han ido cerrando los caminos». I.T.

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