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Raimundo Fitero

Así parece

 

No hay manera de salirse de la presión: arranca el curso, suben los impuestos indirectos, los más injustos; el gobierno español anuncia que echa un cable de cuatro mil millones largos a sus amiguitos de Bankia con un cinismo aterrador y sin que nadie les lleve la contraria; un coronel del ejército español avisa de que intervendrá si Catalunya se declara independiente y nadie le llama la atención desde el gobierno; los precios suben, la tristeza del otoño va apoderándose del ambiente y seguimos esperando a que acabe el tráfico de declaraciones cínicas sobre el acatamiento de las decisiones de los jueces.

Lo único cierto es que desde mañana empiezan las nuevas programaciones de teles, y radios, lo que en nuestro ámbito, es decir muy poco, porque estamos en campaña electoral y los medios públicos están en manos del gobierno de turno y se dedican a lo suyo, a contar mentiras tralará, por lo que los cambios y novedades no llegarán hasta el año que viene, ese dos mil trece que parece un monstruo que nos va a comer por los pies. Será en TVE donde veremos el desembarco de los ahijados del navarro Alfredo Urdaci, esa toma de los telediarios, y de muchos otros programas, para ir construyendo una realidad paralela, siempre a favor del ausente Rajoy que, curiosamente, ahora sí va a conceder una entrevista a TVE, una vez expurgada la televisión pública de rojos, ateos y zapateristas. Una vergüenza más. Un maltrato a la televisión pública, que empieza a poner patrocinadores y anuncios comerciales con bastante descaro.

Las parrillas no parecen moverse mucho. Una vez declaradas las franjas horarias como patrimonio de un género o un segmento de público, todas concurren con productos similares. Algunos llegan precedidos del aliento de la novedad, otros, simplemente se refuerzan para poder competir con mayores posibilidades. Un gran porcentaje de los programas o series que a partir de mañana empiecen saben que desaparecerán en pocas semanas si no cumplen con las expectativas. No vemos a la vista ninguna novedad que sobresalga, diríamos que hay más de lo mismo, porque en tiempos de crisis y de lucha a muerte por las audiencias, se va más a lo seguro. Así es.

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