Editorial | Irish Times, 2012/8/29
Presos vascos
(Traducción: GARA)
Han pasado más de dos años desde que el grupo terrorista vasco ETA cometió la última matanza, y casi dos años desde que se declaró un alto el fuego que ahora parece ser tanto incondicional como irreversible. Sin embargo, 600 personas condenadas por delitos de ETA siguen en prisión en España sin ninguna perspectiva de una libertad anticipada. En términos estrictamente legales, es como debe ser. Como alto el fuego de ETA es «incondicional», no hay ninguna obligación de que el gobierno conceda el indulto(...). Sin embargo, la sabiduría política no debe seguir criterios puramente judiciales.
El paralelismo irlandés aquí puede ser engañoso, ya que la liberación masiva de presos republicanos y lealistas era, de hecho, parte de la solución negociada de lo que llamamos el proceso de paz. (...)
Donde la experiencia irlandesa puede ser útil es en que indica claramente que la gran mayoría de los encarcelados por delitos de terrorismo no reinciden en caso de liberarlos al principio del nuevo escenario político. El regreso a sus comunidades de hecho puede ayudar a consolidar la paz. A día de hoy, cada vez más, es el Gobierno español el que es visto como intransigente, al menos para muchos vascos. La administración del partido derechista PP se encuentra ahora en una encrucijada que el mismo ha creado.
La retórica de los dirigentes del PP imprudentemente hace borrosa la línea entre la venganza y la justicia en este asunto. Sus propios partidarios radicales, en los medios de comunicación, e incluso en el Parlamento Europeo, ahora lo acusan de rendirse a los terroristas si es que se mueve, como lo hizo hace 10 días, a fin de conceder la libertad anticipada a un prisionero moribundo que ya ha cumplido 20 años. También está desafiando una decisión reciente del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. (...).
Hay que tener valor y decencia, pero ahora el Gobierno debe adoptar políticas mucho más flexibles en relación a los presos de ETA. Si no es así, la ira creciente en el País Vasco hacia su rigidez, percibida como venganza, probablemente va a crear un nuevo aumento en votos independentistas en las próximas elecciones regionales de octubre en ese país.