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¿Oposición u oposiciones a un Gobierno del rescate?

La mano tendida del PSOE y la inminencia de un rescate global avivan el debate sobre si existe la posibilidad de un Gobierno de concentración entre los dos principales partidos españoles. Fuentes de Ferraz lo niegan y aseguran que sus bases rechazan esta vía.
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Alberto PRADILLA

Nuestra apuesta es la oposición útil y el diálogo. Pero el Ejecutivo da muestras de querer gobernar solo e, incluso, contra todos. No habrá sido por el PSOE que no ha existido diálogo. Se está gobernando a golpe de decreto-ley, evitando incluso el debate parlamentario. Aunque también es verdad que nuestro secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, se ha recorrido media Europa para defender la posición de España. Hasta ahora, el PP ha dado muestras de no querer llegar a acuerdos. Pero lo que no puede hacer es tirar la toalla». Estas palabras, pronunciadas por el secretario de Organización del PSOE, Óscar López, resumen la estrategia de su formación durante los primeros meses de Gobierno de Mariano Rajoy.

Básicamente, su posición se debate entre la crítica retórica y una mano eternamente tendida para los asuntos fundamentales del Estado, actualmente reducidos a la crisis y la cercanía del rescate global. La apuesta del partido de Rubalcaba por una «oposición útil» abre la vía a la gran interrogante: ¿estaría dispuesto el PSOE a dar un paso más en su oferta y apoyar, aunque fuese de forma externa, una «gran coalición» que gestionase las condiciones de la Troika?

Fuentes de Ferraz señalan a GARA que existe un «debate tranquilo» pero descartan la posibilidad de un Gobierno de concentración. Otros expertos, como Juan Carlos Monedero, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, consideran que los elementos que comparten PP y PSOE son «mayores» que sus diferencias y señalan a la victoria de Rubalcaba en el congreso de Sevilla como un elemento que marca el camino hacia un pacto de Estado. El principal antecedente es la modificación del artículo 135 de la Constitución española, pactado entre las dos grandes fuerzas en verano de 2011 y que prioriza el pago de los intereses de la deuda. Según Monedero, la clave está en la «cartelización» de la política española, causada por el hecho de que las dos grandes siglas del bipartidismo asuman tareas «que son parte del Estado y no de la sociedad civil». El previsible «otoño caliente» y un rescate cada vez más irreversible incidirán en la discusión interna del partido liderado por Rubalcaba. Este trata de fijar como modelo el PS de François Hollande. Sin embargo, su insistencia en mantener una política de acercamiento al Ejecutivo en temas centrales podría colocarle en la senda del PASOK griego, hundido y centrado en sostener las políticas de la Troika.

Diálogo sin concretar contenido

«Queremos decirle a Rajoy que el Partido Socialista está más dispuesto a hacer un frente único, que está más dispuesto a encontrarse con el Gobierno para evitar que claudique, que tire la toalla, que a cualquier otra cosa», afirmó recientemente Emiliano García-Page, secretario general del PSOE en Castilla La Mancha. Una vez más, mano tendida. Lo que no queda tan claro es en qué se basaría este acuerdo. Se habla de diálogo y pacto, sí, pero no se concretan contenidos. Tampoco se puede olvidar que fue el anterior Gobierno español, liderado por José Luis Rodríguez Zapatero, quien inició la carrera de recortes en el verano de 2010, presentándolos como maniobras inevitables para eludir el rescate. Con el margen de maniobra estrechándose por momentos, la queja del PSOE se ha centrado más en la negativa del PP a dejarle un hueco en las tareas de Estado que en las consecuencias de los hachazos.

El editorial de «El País» pubicado el pasado 29 de julio aporta muchas más pistas que cualquier declaración de los dirigentes de Ferraz. «Una gran mayoría quiere permanecer en el euro, pero eso no se va a conseguir sin sacrificios añadidos. En otoño habrá que adoptar decisiones probablemente más difíciles. No bastan las solas fuerzas del Gobierno, como reconoció Rajoy en su comparecencia parlamentaria del 11 de julio, y esto debe traducirse en hechos», aseguraba el rotativo de Prisa, que vuelve a ser la cabecera de referencia para el PSOE después del alejamiento durante la etapa de Zapatero.

El gran interrogante está en si existe unanimidad en esta política de mano tendida. Fuentes de la formación reconocen a GARA que en Ferraz conviven «dos frentes». Por un lado, la línea oficial, representada por Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Valenciano, vicesecretaria general, que aboga por buscar entendimientos con Moncloa para establecer una alianza entre las dos grandes formaciones españolas de cara al rescate. Por otro, Tomás Gómez, secretario general del PSM, que encabeza el sector díscolo y rechaza «llegar a acuerdos para establecer políticas de derechas». A él se unirían la mayor parte de los cuadros intermedios y una abrumadora mayoría de sus bases. No obstante, desde la celebración del congreso de Sevilla en el que Alfredo Pérez Rubalcaba alcanzó la secretaría general de una formación marcada por los peores resultados de su historia reciente, su liderazgo se mantiene incontestable.

Debate sobre las primarias

La crisis interna abierta en el PSOE tras los peores resultados de su historia reciente se cerró con la elección de Rubalcaba en el Congreso de Sevilla celebrado en febrero. Sin embargo, las espadas podrían volver a desenvainarse. Todavía queda pendiente la discusión sobre las primarias, aprobadas en el último cónclave y que tendrán que designar al futuro candidato a Moncloa. Según fuentes internas, ya se escuchan voces que abogan por realizar esta consulta cuanto antes ante la posibilidad de que Mariano Rajoy adelantase las elecciones. ¿Será el momento de que Carme Chacón reaparezca? Tampoco se puede pasar por alto el coste electoral que ha supuesto para Ferraz la tibieza ante los recortes. La última encuesta del CIS vaticinaba un batacazo del PP, que perdía ocho puntos respecto a los comicios del 20N. El partido de Rubalcaba apenas incrementa sus perspectivas en tres décimas.

La reunión de la Ejecutiva que inaugure el curso político clarificará la estrategia de un período clave en el que se determinará el futuro inmediato del Estado español. También habrá que estar atentos al desgaste del Gobierno y a los resultados de las dos próximas elecciones que afronta el PSOE. Las de la CAV, que certificarán el fin del asalto de Patxi López a Lakua y adelgazarán, todavía más, el escaso poder institucional que acumula la formación, y los comicios gallegos, donde las previsiones tampoco son buenas.

También es cierto que el PP no ha dado oxígeno a la estrategia de Rubalcaba. La formación que sustenta el Ejecutivo español ha basado su acción de gobierno en «decretazos» que evitaban incluso las aportaciones parlamentarias. De hecho, no parece que el «teléfono rojo» entre Moncloa y Ferraz pase por su mejor momento y el Ejecutivo toma sus decisiones sin contar con la principal bancada opositora. Todo podría cambiar si, como ya parece un hecho, Madrid termina pidiendo un segundo rescate. Entonces, como ocurrió en Grecia, quizás los dos grandes partidos españoles se aferren a una gran coalición que mantenga el estatus quo frente al rechazo generalizado y la crisis sistémica.

rechazo de las marchas

Los titubeos hacia las crecientes protestas tuvieron su máxima expresión cuando Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE, aseguró que las manifestaciones no beneficiaban la imagen del Estado español.

campaña veraniega

La principal campaña lanzada durante este verano por el PSOE ha sido una protesta en Twitter reclamando a Moncloa que prorrogase los 400 euros de ayuda a parados de larga duración. Rajoy dio marcha atrás y Ferraz se ha apuntado el tanto.

¿alternativas?

El progresivo desgaste de los dos principales partidos españoles ha beneficiado a IU y UPyD. Estos últimos, con un discurso antipolítica y ultra centrado en desgastar a las dos principales formaciones, es la sigla que mayor subida ha experimentado.

Elena valenciano pide «un respeto» para un pasok hundido

«Tenemos muy presentes las experiencias del SPD alemán y del PASOK griego», señalan a GARA fuentes del PSOE. En ambos casos, una alianza de la socialdemocracia con la derecha (el CPU en el caso germano y Nueva Democracia en el heleno) terminaron provocando el hundimiento de los primeros.

Especialemente relevante es el caso griego, sometido a una intervención por parte de la Troika y donde la hegemonía socialdemócrata de los años 70 y 80 ha sido sustituida por una gran coalición pensada para evitar la victoria de la coalición de izquierdas Syriza.

La vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, echó recientemente un nuevo capote a quienes creen que la formación de Ferraz terminará como su socio heleno. «Nada de senda griega. El PASOK heredó un desastre de la derecha. Un respeto», dijo en Twitter. A.P.

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