El ciclismo no es solo cuestión de ser el más rápido -en llano o cuesta arriba-, sino también una guerra de desgaste y obligada regularidad. El hasta ayer líder de la Vuelta 2012, Joaquim Rodríguez, pareció marcado por lo primero y carente de lo segundo. La jornada de descanso no le sentó nada bien al pundonoroso ciclista catalán -no es la primera vez ni será la última que le sucede a un primer espada-, mostrando una imagen diametralmente opuesta a la que de él se había podido disfrutar hasta ahora.

Quien se aprovechó primero de ese signo de debilidad fue Alberto Contador, para arrebatarle el maillot rojo, y Valverde, después, para relegarle al tercer puesto. Cuando todo el mundo esperaba que la batalla final se iba a producir en la Bola del Mundo, un puerto de segunda categoría, el Collado de la Hoz, con poco más de diez kilómetros y una pendiente media del 5%, fue el que segó el liderato del de Parets.

Faltaba solo un kilómetro para coronar cuando el de Pinto, que tenía tres compañeros por delante, se decidió a lanzar un ataque a lo kamikaze. En línea de meta incluso reconoció que desde el coche de su equipo se le recomendó guardar fuerzas para lanzar la ofensiva en los últimos tres kilómetros de Fuente Dé, escollo final de la etapa.

Sin embargo, apostó al todo o nada y le salió bien. Purito no le siguió, en lo que parecía una estrategia inicial por dejar hacer al madrileño buscando su desgaste cuando todavía faltaban 50 kilómetros para la meta. Luego se descubriría que en realidad el de Katusha, por cierto muy desasistido por su equipo, no tenía suficiente carburante para contrarrestar la acometida de su principal enemigo.

La batalla decisiva se desató en una etapa que, ya de por sí, se había planteado muy movidita desde el principio, con constantes escaramuzas abortadas por un pelotón que intuía lo que se le venía encima. Pero esta vez, el grupo no podía contener al vendaval en el que se había convertido un Contador que veía por primera vez la posibilidad de auparse al primer cajón del podio.

Aprovechándose de la bajada y del llano entre ambos puertos, la ventaja del líder del Saxo Bank se fue ampliando, bien secundado por Paulinho y Jesús Hernández, que tiraban a muerte ante el rendimiento que su esfuerzo estaba generando. A falta de 28 kilómetros, la diferencia ya se acercaba al minuto y trece más tarde, se duplicó, después de que Contador se marchase en compañía de Paolo Tiralongo, que buscaba el triunfo parcial.

El ritmo ya era imparable y al transalpino le resultaba imposible seguir la pedalada del de Pinto, que le abandonó a falta de 13 kilómetros, momento en el que Valverde también decidió atacar a Purito, márchandose con facilidad del maillot rojo, que dejaba patente que ayer no era su día.

Valverde remonta

En pos de hacerse con la segunda plaza, que al final consiguió, el murciano se embarcó en una persecución que a punto estuvo incluso de premiarle con la etapa. Bien secundado por Beñat Intxausti, dio alcance al grupo formado por Gorka Verdugo, Sergio Henao, Rinaldo Nocentini y Jan Bakelants y, mientras metía tiempo a Joaquim Rodríguez, recortaba la distancia con Contador, que ya daba muestras de fatiga.

Pese a girar continuamente su cabeza hacia atrás para calcular la distancia con sus perseguidores, el madrileño sacó su casta de campeón y apretó los dientes en el último kilómetro para entrar vencedor en meta.