Del 6 al 9 de setiembre Tàrrega se convertirá en el epicentro de la creación de teatro, danza y circo, con una actitud de abarcar las artes de calle en su totalidad, pero colocándose a su vez en el discurso renovador de este concepto, ya que las nuevas tendencias y corrientes forman parte importante de su oferta y se acogen propuestas muy poco convencionales, en donde el espacio forma parte de la propia alternativa estética, y en el que los lenguajes escénicos se desbordan fuera de la narración lineal.

No solamente concurren artistas, programadores, productores y agentes para la feliz coyunda comercial, sino que en paralelo se está contemplando la evolución de un género que está en total renovación y en el que la Fira de Tàrrega ha decidido colocarse en cabeza, no solamente en el Estado, sino que con sus participaciones cooperativas con diversas plataformas internacionales, europeas y latinoamericanas principalmente, difunde su actividad de manera positiva mucho más allá.

Como dice su director Jordi Duran, «hay que entender la Feria no solamente como una explosión que dura cuatro días de setiembre, sino que pretende estar presente a o largo de todo el año, estimulando las Artes de Calle durante toda la temporada», y para ello han conseguido los instrumentos, como es El Molí del Talladell, donde diversos grupos pueden acabar sus espectáculos o empezar sus ensayos, como así ha sido en el caso de «Hortzmuga», que le dio un buen empujón a su proceso creativo de «Yo estuve allí y... no lo contaron como yo lo vi», del que tuvimos la ocasión de ver una pequeña muestra con público en Tàrrega hace unas semanas. Se trata de un paso adelante del grupo bilbotarra, que trata de la manipulación de los medios sobre los hechos.

Esta colaboración entre la feria y los procesos creativos se completa este año, con tres espectáculos más llegados de Suecia, con un trabajo de varias compañías vinculadas al centro de creación Subtopia, que ofrecerán «Bring de ice. A cirkus cabaret from Sweden»; Los italianos de Un'ottima lettera, una arriesgada producción titulada «De plaga cordis», que cuenta también con el apoyo del proyecto europeo TransAC-Meridians del que forma parte la propia Fira; y el Galizian Urban Project, que utilizan la modalidad artística del «parkour», consistente en desplazarse de manera rápida por el espacio urbano solventando muros, vallas, zanjas o cualquier otro obstáculo con su cuerpo, a base de potencia física y acrobacias.

Como siempre, se podrán ver los últimos estrenos de la producción catalana, las creaciones más avanzadas en cuanto a sus lenguajes, también con una amplia presencia extranjera, y de nuevo la colaboración con distribuidores privados que ofrecen en sus propios espacios una programación compuesta por los trabajos de sus representados. Y la Llotja, ese lugar donde sí es posible el intercambio, el negocio, la transacción y en el que se habla con idioma de mercado, pero a partir de un criterio artístico. La Fira de Tàrrega es una cita auténticamente internacional e irrenunciable.