La llama paralímpica se extinguió el domingo por la noche en el estadio de Stratford, tras once días de competición, en el que 4.200 participantes han luchado por conseguir alguna de esas 1.522 medallas que se han otorgado entre deportistas que sufren algún tipo de discapacidad.

Tres de estas preseas han llegado a Euskal Herria, colgadas del cuello de Richard Oribe (2) y de Perle Bouge (1).

El nadador guipuzcoano ya era el deportista paralímpico vasco más laureado y en Londres ha ampliado su abundante colección de medallas hasta alcanzar las 16 en su sexta participación en un certamen que empezó a cambiarle la vida cuando debutó en Barcelona'92 con 18 años. El último superviviente de aquella generación que cada cuatro años acostumbraba a regresar de esta cita con una decena de chapas, fue el único de la delegación vasca que se encaramó al podio en dos ocasiones, la primera para recibir la medalla de plata en los 100 metros libre y la segunda la de bronce en los 200. En los 50 metros de categoría S4 finalizó cuarto, lo que le dio derecho a diploma.

El donostiarra mantiene sus 8 oros e incrementa a 6 platas y 2 bronces su botín. Ahora está por ver si continuará hasta Río de Janeiro'2016, a donde llegaría con 42 años, o tomará otro camino.

La remera bretona Perle Bouge se subió al cajón junto a Stephane Tardieu para colgarse la medalla de plata en la modalidad mixta de doble scull. Nacida hace 35 años en Rennes, lleva unos cuantos años residiendo en Lapurdi y defendiendo la camiseta del Aviron Bayonnais. Estos días ha vestido el equipaje galo.

Otros de los que viajaron desde Euskal Herria regresan con diploma, un distintivo que acredita a los ocho mejores de cada disciplina. En este apartado ha destacado especialmente el otro nadador cuya primera experiencia le ha resultado gratificante. Ander Romarate, debutante con 19 años, logró dos en el Centro Acuático, el primero a nivel individual por su séptimo puesto en los 100 metros espalda y el otro por su contribución al relevo español de 4x100, octavo, en el que el eibartarra nadó la posta de espalda.

En la competición por equipos, el quinto puesto de España en el torneo de baloncesto en silla de ruedas permitió al jugador vizcaíno Asier García acreditar otro diploma. También las navarras retornan a Iruñea con el mismo premio. La veterana arquera Carmen Rubio firmó un buen concurso en su primera participación en unos Juegos Paralímpicos. Rubio concluyó quinta, tras caer en cuartos de final ante la británica Danielle Brown, la favorita del público local que tiraba en casa ante el entusiasmo de sus compatriotas. La judoka Laura García, inscrita en la categoría de hasta 48 kilos, concluyó séptima. Víctor Hugo Garrido completó el grupo de «diplomados vascos» y eso que en la prueba de ciclismo en ruta no las tuvo todas consigo pese a estar en la pomada durante los 64 kilómetros del circuito de Brands Hatch. Garrido (clase 2) tiene una amputación por encima de la rodilla de su pierna izquierda, mientras el italiano Bargna (clase 3), a la postre vencedor, puede valerse de sus dos pies para impulsar los pedales.

Este venezolano de pasaporte -afincado en Bilbo desde 2004- fue el primero en su categoría, pero esto no se premia. Para Saiatu «el sistema de competición establecido para el ciclismo, sin segregación de niveles de discapacidad, impidió también que el bilbaíno Aitor Oroza regresara con alguna medalla».

¿Relevo en Río?

Txema Alonso, que desde la Fundación Saiatu sigue el deporte adaptado vasco, opina que «en Londres no ha llegado el relevo necesario y habrá que esperar a Río para ver a una nueva generación de deportistas luchar para intentar reverdecer los éxitos pretéritos», en referencia a Conde, Otxoa, Carracelas y compañía. El atleta basauritarra, por cierto, ha ejercido de comentarista para Teledeporte, puesto que abandonó al final para cumplir con uno de sus maratones solidarios en Moscú.