Crece la tensión entre Mali y Mauritania por una matanza de predicadores islamistas
GARA |
El Gobierno maliense mostró ayer su pesar por la muerte el domingo de 16 predicadores islamistas, ocho de ellos de nacionalidad mauritana, por disparos de militares malienses, y envió una delegación a Nuackchot para tratar la cuestión. Mauritania calificó de «asesinato colectivo» el tiroteo en el que murieron los predicadores «desarmados», mientras que Bamako trataba de evitar la tensión con su vecino.
«El Gobierno de transición ha enviado hoy -por ayer- una misión de urgencia a Mauritania, encabezada por el ministro de Exteriores, Tiéman Coulibaly», aseguró un comunicado oficial difundido ayer en la capital maliense. La misión del ministro es expresar «verbalmente» a las autoridades mauritanas «el pesar del pueblo maliense».
El envío de esta delegación se produce después de que el Ejecutivo mostrara oficialmente su pesar por estas muertes y anunciara la apertura de una investigación por el fallecimiento de los 16 predicadores islámicos en un puesto de control cerca de la localidad de Yabali, una zona militar en el centro de Mali, aunque sin referirse a las circunstancias en las que se produjo el tiroteo, sobre el que se ha ordenado una investigación.
Un alto funcionario del Ministerio de Exteriores de Mali, que habló bajo condición de anonimato, declaró ayer Efe que lo ocurrido «ha perturbado intensamente la atmósfera entre Bamako y Nuackchot».
El estamento militar maliense insistió tras lo ocurrido en que el vehículo en el que viajaban los predicadores no respetó las barreras del puesto de control en el que fueron abatidos.
En cuanto al Gobierno mauritano, en las últimas horas hizo pública una declaración para condenar «la masacre brutal» cometida sobre los predicadores, en un comunicado redactado en términos muy duros y que dejan ver la tensión entre los dos países.
Mauritania se dice indignada «antes este cruel acto criminal incalificable, cometido a sangre fría, sin aviso ni advertencias, contra pacíficos predicadores musulmanes que no disponían de más armas que su fe, llegados para traer un mensaje de paz, fraternidad y tolerancia en un país que lo necesita tanto». Nuakchot recuerda que el crimen fue cometido «por hombres armados, vestidos con el uniforme del ejército regular de su país».
Partidos políticos y organismos civiles mauritanos también condenaron el crimen y advirtieron de que puede traer repercusiones sobre la frágil estabilidad de la zona, escenario de la actividad de varios grupos islamistas, entre ellos Al Qaeda en el Magreb Islámico.