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Tarek al Hashemi rechaza su condena a muerte, que agudiza la crisis social en Irak

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El vicepresidente iraquí Tarek al Hashemi, condenado a muerte el pasado domingo por un tribunal de su país, reaccionó ayer con dureza desde Turquía, donde ha encontrado refugio.

«Confirmando mi completa inocencia completa y la de mis guardias, rechazo totalmente y nunca reconoceré el veredicto injusto, y políticamente motivado, que era de esperar al inicio de este ridículo proceso», afirmó, continuando con su línea de defensa que acusa al primer ministro, Nuri al Maliki, de manipular el sistema judicial iraquí. El bloque político Iraqiya, que apoya al vicepresidente, ya anticipó que «la forma en que se desarrollaron las audiencias en el tribunal solo refuerza la sensación de que la sentencia del tribunal está politizada y era predecible» y también volvió a señalar la responsabilidad de Maliki.

La condena agudiza la crisis política que vive el país y amenaza con ampliar la brecha entre las comunidades suní -a la que pertenece Hashemi-, y chií -partidarios de Maliki-. Además, el conflicto puede extenderse a la relación entre Turquí-que ha expresado su respaldo al vicepresidente- e Irak. El aspecto más dramático de esta crisis social son los habituales atentados mortales como el que causó alrededor de un centenar de muertos durante el fin de semana en ataques en todo el país, y que ayer fueron reivindicados por Al Qaeda «en represalia por las campañas de tortura a las que se enfrentan los rehenes suníes en las cárceles iraquíes».

Más atentados

Ayer siete personas más murieron en varios atentados. Una bomba fijada a un minibús detonó cerca de una cafetería en la zona de Al Baya, en el suroeste de Bagdad, donde perdieron la vida tres personas y 18 sufrieron heridas. En otro ataque, una patrulla de la Policía iraquí irrumpió en una vivienda donde afirmó que se encontraban «terroristas» en la ciudad de Al Samraa, y mató a dos de ellos.

Otras dos personas murieron y tres sufrieron heridas al estallar una bomba lapa en su vehículo en la localidad de Al Eskandiriya. Además, un grupo armado que viajaba en un coche civil mató al responsable administrativo de la zona de Tesain, en Kirkuk, 250 kilómetros al norte de la capital.

La Policía iraquí mató también a un kamikaze que pretendía hacer estallar el coche que conducía contra la patrulla en la entrada de Al Saqlauiya, 70 kilómetros al oeste de Bagdad.

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