PNV, PP y PSE han unido sus fuerzas en Gipuzkoa, una vez más, para dar a Denis Itxaso la presidencia de la Mancomunidad de San Markos y arrebatársela a Bildu, primera fuerza en el herrialde y en las comarcas ligadas a la citada mancomunidad. El objetivo declarado de la maniobra es intentar torpedear el modelo de gestión de residuos que está implantando la coalición soberanista y tratar de volver a aplicar el anterior modelo, pactado cuando la izquierda abertzale no estaba representada en las Juntas Generales y que pivota sobre la incineración y en la construcción de una costosa, y contaminante, planta incineradora en Zubieta. De esta forma, el PSE, tercera fuerza política de Gipuzkoa, mantiene el control de las mancomunidades de Txingudi, Debabarrena y San Markos, que representan el 50% de la población guipuzcoana.

No obstante, esto no parece ser suficiente para ese partido, que ayer volvió a ofrecer al PNV la posibilidad de cambiar el Gobierno foral a través de una moción de censura que también apoyaría el PP. Toda una declaración de intenciones que se produce apenas mes y medio antes de las elecciones autonómicas, y cuando ya se especula sobre posibles pactos postelectorales. Los jeltzales, sabedores de su coste electoral, de momento no recogen el guante, pero ¿qué sucederá después de los comicios?