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39 años después, Chile sigue sin olvidar el sangriento golpe de Estado de Pinochet

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PRENSA LATINA |

Agrupaciones estudiantiles, sindicales, académicas y otras organizaciones sociales rindieron homenaje a las víctimas del golpe de Estado que hace 39 años derrocó al presidente Salvador Allende e instauró la dictadura de Augusto Pinochet.

Las actividades de conmemoración incluyeron actos ante el monumento al presidente Allende, ubicado frente al Palacio de la Moneda, que el 11 de setiembre de 1973 fuera atacado por efectivos del Ejército y bombardeado por la Fuerza Aérea para echar abajo al Gobierno de la Unidad Popular.

La Universidad de Santiago convocó a la comunidad universitaria a conmemorar los hechos en recuerdo de los 62 muertos de esa casa de estudios durante los sucesos, entre ellos el cantautor Víctor Jara.

La principal conmemoración fue el domingo, en una marcha en la que participaron miles de personas, y que concluyó frente al Cementerio General, en las inmediaciones del memorial de los detenidos desaparecidos y los ejecutados políticos.

El presidente, en Australia

El Gobierno de Sebastián Piñera dijo que no estaban contempladas actividades oficiales de recuerdo. El propio presidente estaba ayer de viaje oficial en Australia. De acuerdo con el segundo informe de la Comisión Valech, entregado en agosto del año pasado al presidente derechista, las víctimas de la dictadura de Pinochet fueron más de 40.000, de ellas más de 3.000 víctimas mortales.

En la mañana del 11 de setiembre de 1973 los acontecimientos se sucedieron rápidamente. Una vez que Allende recibió el primer parte sobre la sublevación, se dirigió a La Moneda, custodiada por los Carabineros. Tras conocerse el primer comunicado de la Junta Militar, esa fuerza comenzó a retirarse, hasta dejar desprotegida La Moneda, solo defendida por el presidente, su guardia personal, miembros de su Gobierno y otro personal del Palacio. El mandatario llegó alrededor de las o7.30 y unos 45 minutos más tarde comenzó la agresión armada por tierra. Cerca del mediodía, Allende pronunció su último mensaje al país, en el cual expresaba la decisión de combatir hasta el final en defensa de la constitucionalidad.

Poco después, aviones Hawker Hunter atacaron al edificio. Allende fue encontrado muerto en el interior de la Moneda, junto a su fusil, un regalo del líder cubano, Fidel Castro.

«El golpe contra el Gobierno Popular presidido por Salvador Allende solo fue posible por la intervención de una potencia extranjera: EEUU», escribió poco antes de morir la emblemática dirigente comunista chilena Gladys Marín.

Cuando el asesor en Seguridad Nacional del entonces presidente estadounidense Richard Nixon, Henry Kissinger, conoció en 1970 la victoria de Salvador Allende, espetó: «No veo por qué tenemos necesidad de estar parados y ver un país ir al comunismo por la irresponsabilidad de su propio pueblo».

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