A fin de evitar los abusos de muchos trabajadores capaces de renunciar a sus empleos para percibir el espléndido subsidio de 400 euros del Plan Prepara, el Gobierno ha publicado los requisitos para acceder a dicha ayuda obligando a los parados a demostrar haber hecho serios esfuerzos por encontrar trabajo así sea en Laponia, como sugiriese un empresario, en lugar de entregarse al despendole.

Y ninguna verificación más concluyente que las rogativas a la virgen del Rocío, tal y como lo expresara la ministra de Empleo, Fátima Báñez, «porque de la virgen un capote siempre llega»; o una sincera oración, beso incluido, a la Virgen de la Macarena, del macareno Francisco Camps en agradecimiento a su virginal impunidad; o una romería de la cofrade Dolores de Cospedal a la Virgen del Valle de Toledo; o una fervorosa plegaria como la que el prófugo empresario Ruiz-Mateos dedicara a Escrivá de Balaguer, ese «santo gigante, enorme e inmenso»; o una jaculatoria a Santiago Matamoros «para no desfallecer en nuestra tarea» que a Rajoy le ha dado muy buenos resultados.

En cualquier caso, nadie tan afortunada como la peregrina Esperanza Aguirre y Gil de Biedma Condesa de Murillo y Grande de España, que ya le ha conseguido empleo de asesora en el Ayuntamiento de Madrid a su hermana Cristina y ha colocado como asesor en el Ministerio de Comercio a su hijo Álvaro, además de encontrar trabajo a algunos primos y de las rentas que el negocio del AVE (Espíritu Santo) ha dejado a su esposo y familia.

Y eso que, todavía, lo dijo Rouco Varela, «no se reza lo suficiente».