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El catering del Hospital de Iruñea impone precios abusivos en otros centros

La empresa que se ha quedado con el servicio de catering del Complejo Hospitalario de Nafarroa es protagonista en Murcia de un fuerte escándalo, después de hacerse público que facturaba a dos hospitales públicos precios desorbitados, como bricks de leche a 4,6 euros o tés a 3,6. Asimismo, CCOO asegura que factura comidas que no se sirven.

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Aritz INTXUSTA

La empresa que resultó adjudicataria de las comidas del Complejo Hospitalario de Navarra (CHN) ha recibido enormes críticas por costes abusivos en dos hospitales de Murcia. La revista Interviú denuncio en junio pasado que Mediterránea de Catering (Medicat) pasaba facturas a hospitales públicos en las que un litro de leche costaba 4,6 euros y un té 3,6. El escándalo no se queda ahí, ya que un representante de Comisiones Obreras afirmó que Medicat (que se quedó con el servicio de comidas del CHN en su reciente privatización, que supone el despido de 164 trabajadoras) factura comidas a los enfermos que finalmente no se servían.

«Nos consta que las comidas diarias que no se sirven, por altas o por traslado de enfermos para pruebas especiales se facturan como si hubieran sido consumidas», sostiene Javier Lanza, de CCOO. Este sindicalista aseguró también a Interviú que Medicat empezó sirviendo el menú a 14 euros diarios, pero ya ha subido a 21. Cabe recordar que las tarifas a las que se comprometió esa empresa para quedarse con el concurso en Nafarroa marcan que el coste de las cuatro comidas por paciente no sobrepasarían los 17,2 euros por día (esto se fijó antes de conocerse la subida del IVA). No obstante, LAB ha denunciado que, en el caso del Hospital de Tutera, donde las cocinas ya se han privatizado, el aumento del coste de cada paciente supera con creces el IPC de un año para otro.

Medicat realiza los servicios de catering en dos hospitales murcianos -el de Cartagena y el de San Javier- y es una de las empresas más potentes de este sector y, en particular, se ha especializado en centros hospitalarios, medrando sobre todo en las CCAA en las que gobierna el Partido Popular. «Es una empresa cercana al partido, sobre todo al PP de Murcia y al de Valencia», asegura Cayetano Jaime Moltó, concejal por IU-Los Verdes de Cartagena. Los escandalosos precios de Medicat y el revuelo que se generó, motivaron que esta coalición instara a realizar una investigación tanto en el Ayuntamiento de Cartagena como en el propio Parlamento autonómico. Pese a ello, los votos de los representantes del PP, particularmente fuerte en la región, dieron al traste con todas estas iniciativas para aclarar las polémicas facturas que pasaba Medicat.

Privatización de la sanidad

Según explica el concejal Moltó, Medicat se hizo con el servicio de comidas del hospital cartagenero desde su construcción. La gestión le fue concedida por Giscamarsa, una especie de entidad pública murciana que se ha encargado de la contratación de empresas para gestionar servicios sanitarios o, lo que es lo mismo, para dirigir un proceso de privatización del sector sanitario que en esa región está bastante más avanzado que en Euskal Herria. La presidenta de Giscamarsa y responsable última es la consejera de Sanidad de Murcia, María Ángeles Palacios.

«El hospital de Cartagena es nuevo y el PP decidió no invertir en una cocina nueva, justificando así su entrega a una empresa privada», continúa Moltó. En consecuencia, Medicat se encargó del mobiliario de las cocinas, pero el resultado no es el que cabría esperar. En lugar de montar una cocina, la empresa únicamente instaló unos hornos para recalentar los alimentos. En realidad, la comida que se sirve en el hospital de Cartagena se elabora en Albacete y se distribuye «en frío». Esta comida congelada ha suscitado críticas en pacientes por su sabor.

Aunque no es el mismo caso, sí que existe un paralelismo con Nafarroa, pues en Iruñea también se ha entregado una sala vacía del Complejo Hospitalario para que Medicat instale su «cocina». El pliego marca asimismo las condiciones de recompra de las instalaciones que deberá ejecutar Osasunbidea si el servicio no se renueva, ya que el contrato que ha obtenido Medicat es para cuatro años. Esto supone que, dentro de unos años, quizá Osasunbidea esté obligada a comprar unos hornos de precalentamiento a los que no podrá sacar utilidad. Obviamente, no parece probable que la comida llegue a Iruñea congelada desde Albacete, pero sí que resulta muy factible que llegue desde comunidades más cercanas. Por ejemplo, Medicat también sirve al Nuevo Hospital de Burgos (y se da la circunstancia de que el director de ese hospital, José María Campo, ha ocupado cargos de responsabilidad en Medicat).

Un fondo de capital riesgo

Medicat es más que una empresa pionera en hacerse con todo servicio de cocinas hospitalarias que se privatiza en el Estado. En realidad, es una operación especulativa. Un 70% de esta empresa es propiedad de uno de los fondos de capital riesgo más importantes del Estado español, Portobello Capital Fund, que gestiona inversiones por valor de unos 400 millones. Una de las entidades que están detrás de Portobello es el Banco Santander. El grupo Alía tiene un 5%, y el 25% restante sigue en manos de uno de los fundadores de esta empresa en 1989, Mariano Muñoz, que preside la empresa. En 2009, Medicat había superado los 100 hospitales como clientes y facturaba más de 80 millones de euros al año. Pese a ello, al tratarse de una inversión de carácter especulativo, una fuga de ese capital la haría desaparecer.

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