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Aduriz y Llorente, pareja de gol

Los rojiblancos volvieron a mostrarse ayer tan peligrosos en ataque como en defensa, y es que si bien pudieron terminar ganando un partido que perdían 2-0 al descanso, a la habitual alarmante fragilidad defensiva esta vez se suma la «locura» tactica de su técnico.

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Joseba VIVANCO

Sepp Herberger, el técnico de la selección alemana que obró el `Milagro de Berna' tras derrotar a la arrolladora Hungría de Puskas y Kocsis, dijo después de aquello: «¿Sabes por qué la gente va al estadio? Porque no saben cómo acabará». Ayer, a mediodía, en Cornellá-El Prat, ni el más pintado podía imaginar que tras el calamitoso 2-0 abajo de los rojiblancos en los primeros 45 minutos, el marcador final reflejaría un 3-3 y con los leones arañando la victoria. Ni los seguidores pericos que acariciaban el primer triunfo de la temporada, ni los aficionados bilbainos que se preguntaban al descanso en qué lugar del verano una ola se tragó a aquel ilusionante equipo de Bielsa de hacía unos meses atrás.

Se quejaba José Mourinho el día antes de que no tenía equipo, vamos, que no era el mismo que la campaña anterior, no en nombres, pero sí en actitud, en juego, en hambre. Quizá Bielsa pensó lo mismo cuando sus hombres, cabizbajos, se encaminaron al vestuario, sobre todo después de la verbena defensiva del segundo gol españolista. Recordando una ingeniosa pancarta que arremetía contra su defensa en un campo argentino, los zagueros rojiblancos cerraron menos que una farmacia de guardia.

La primera mitad del Athletic ayer fue para mear y no echar gota. El Espanyol, fiando todo su juego a la presión sobre el rival, incluido el propio Iraizoz, y a la brújula del geni de l'Eixample, como Catalunya Ràdio bautiza a Verdú, cortocircuitó a unos leones que solo dieron miedo en algunas contras bien guiadas por Isma López, pero mal acabadas, y un cabezazo del `islote' Aduriz al travesaño. Y punto.

Más allá de las imprecisiones iniciales de ambos equipos, el discípulo Pochettino montó un esquema de 4-4-2, con una presión muy alta con, a veces, hasta tres hombres. El maestro Bielsa reaccionó a los pocos segundos y comenzó su `locura' de cambios tácticos y nominales, con línea de tres atrás, con Iturraspe de central diestro, Gurpegi por dentro y el recuperado Amorebieta a la izquierda. De Marcos pasaba al carril e Iñigo Pérez al enganche, encima de Verdú; después, al alavés y al navarro sería casi imposible seguirles la pista sobre el campo, ni con GPS... Isma López lo intentaba, Muniain sesteaba, Susaeta no estaba y Aduriz parecía el `Toquero solitario'. Iñigo Pérez -lesionado en el minuto 40- trataba de ser la sombra de Verdú, pero él era el eclipsado.

No había ocasiones, empujaba el Espanyol, aguantaba el Athletic, fallaban los dos. Pero en una jugada bien trenzada de los locales, Javi López le ganaba la espalda a Isma y llegaba el primero. Al garete con la táctica del aguantar y luego rascar, porque iniciativa, lo que se dice iniciativa, a este Athletic últimamente no le cuesta llevarla.

Ibai da mordiente al ataque

Mandaba el Espanyol, en el juego, en la posesión y también en el luminoso. Remató Aduriz al larguero en un córner, perdonó al estilo `Abreu' el segundo el joven peleón Longo -cedido por el Milan- en un despiste defensivo y ya no indultó Verdú, tras aprovechar Longo una defensa que falla más que los aviones de Ryanair. Que un desconocido italiano estuviera ayer de sobresaliente da idea del nivel actual de la zaga bilbaina.

El 2-0 era la puntilla a un equipo, el de Bielsa, que ni de lejos se parecía al que sedujo a media Europa hacía solo tres meses. Siguen faltando hombres importantes de aquel equipo que maravilló, pero es que después de dos semanas para ajustar, preparar este choque, entrenar a mediodía, de sesiones que, como confesó Muniain, terminaban por ahogarles, se esperaba mucho más de este Athletic. Mal, mal y mal...

Esta vez, el sacrificado al descanso por Bielsa fue un De Marcos desaparecido. Llorente, en la banda, salía a calentar. Mantenía el argentino a San José por delante de la defensa, mientras Iturraspe ocupaba ahora el eje de la zaga de tres. Entró Ibai y le dio más mordiente al ataque.

Pero el partido no terminaba de revolucionarse para los vascos. Y a los diez minutos, fue en una jugada a balón parado -a falta de pan, buenas son tortas-, cuando el de Santutxu la teledirigió a la cabeza de un Aduriz que se elevó y aguantó en el aire la llegada del balón como si de un capítulo de ``Oliver y Benji'' se tratara, remachando a la red. Golazo made in Aduriz.

Y Llorente cogió su fusil...

El Athletic no remontaba, para ganar o empatar, dos goles de desventaja al descanso a domicilio desde enero de 2006. Pero si de algo ha pecado este Espanyol es de endeblez mental -justo, la que por suerte tiene el Athletic-, como ya le sucedió ante el Levante la jornada anterior. Y le volvió a ocurrir. En el munuto 60, los leones tuvieron hasta tres oportunidades de meterla en la misma jugada, chutazo incluido de Ibai.

El gol debía espolear a los de Bielsa, pero les seguía costando lograr fluidez. La posesión del balón, dominada por los locales en la primera mitad, 53-47%, era ya rojiblanca, 41-59%. Faltaba el empujón. Y ese lo dio la entrada de un barbilampiño Llorente que volvía tras jugar sus primeros minutos en Croacia. Y a los tres minutos, buen control de un irregular Muniain, pase al hueco, el `9' aprovecha el espacio y con la zurda, escorado a meta, la cruza increíble a las mallas. El `Rey León' había vuelto. El `hijo pródigo' ¿pedía perdón o clamaba venganza? Su gol 113 en 300 partidos. Tarjeta de presentación para el jueves en San Mamés. ¡Y primera asistencia que Munian da a Llorente!

Pasar del casi 2-3 al 3-2

A partir de ahí el choque se volvió incontrolable. Ahora sí que no se sabía cómo acabaría, que decía Sepp Herberger. Llorente la volvió a tener dos minutos después, pero marró y un Iraola que en la segunda parte rompió toda rigidez táctica jugando de interior por dentro, la golpeó pero contra la manopla milagrosa del portero local. Y del 2-3, se pasó al 3-2. Jugaba bien un más reconocible Athletic ante un Espanyol tocado, y en una contra, otra vez la defensa queda retratada y Longo marca y en la celebración es expulsado por su segunda amarilla.

Los jugadores rojiblancos se echaban las manos a la cabeza. No era posible. Tres goles en contra. Así es imposible. Pero este equipo, ahora mismo, tiene tanto peligro atrás como arriba, y ni cinco minutos después, pelota que pone Susaeta desde la misma línea de fondo y allí, de nuevo, `depredador' Aduriz engatillaba el empate de volea. Otro golazo del donostiarra, tercero en Liga, quinto este curso.

Llorente y Aduriz, seguramente una dupla con la que muchos seguidores bilbainos y defensas rivales soñarán en adelante, no jugaban juntos en partido oficial desde mayo de 2008, en el Pizjuán, y su última vez, en un amistoso en agosto de ese año ante el Conquense, antes de que Aritz fuera traspasado al Mallorca. «Con Llorente me he encontrado bastante cómodo, jugando más atrás. Es una posición muy bonita que te permite mucha movilidad, apoyar o llegar en carrera», comentó luego el donostiarra.

Pero como hasta Bielsa sabe, este equipo tiene el mismo peligro arriba que atrás, y en el minuto 91, entre San José e Iraizoz interpretaron la enésima pifia defensiva, con Amorebieta -que mereció la roja en esa acción- derribando a un rival al borde del área con toda la portería vacía. Sudor frío. Otro más. Bielsa tiene por delante mucho trabajo, mucho. Con sus jugadores y consigo mismo. Confiemos en que el Loco no les esté volviendo locos. El fútbol es un interminable crucigrama, dijo alguien una vez. Y Bielsa está ante uno de esos de gran tamaño que regalan para rellenar con paciencia en la playa. Un holgado triunfo en Europa League sería bueno para atemperar dudas. Eso sí, ¿con Llorente y Aduriz en el once inicial?

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Marcelo Bielsa: «Aún no he ofrecido una situación estable que genere normalidad»

«No estoy contento, creo que podríamos haber ganado hoy, pero el ritmo y el transcurso del partido invita a valorar el resultado. Tuvimos demasiados errores que facilitaron su ataque, si bien el resultado no es importante, podemos calificarlo como valioso», reflexionó Marcelo Bielsa nada más comparecer en sala de prensa. Llamativamente, al entrenador no le disgutó del todo el primer tiempo, si bien asumió que «estuvimos frágiles en las dos áreas, la posesión no se tradujo en situaciones de gol, y la pérdida de la pelota cerca de nuestro arco permitió demasiadas ocasiones».

Tocó hacer balance de esa fragilidad defensiva que ya se antoja alarmante. Aquí, el rosarino entonó cierto mea culpa al explicar que «vinculé el resultado a las veces que intento hacer desplazamientos posicionales. Gurpegi jugó de central, Iturraspe lo mismo, y San José jugó de contención y marcador en la línea de tres defensiva, todos estos constantes movimientos indican que hay una falta de movilidad evidente. La ordenación defensiva se basa en ciertas costumbres, y aún no las tenemos. Hubo errores colectivos e individuales que generaron desniveles defensivos, hay una cuestión que tiene que ver con mis decisiones, y es que aún no he ofrecido una situación estable que genere normalidad».

El técnico argentino reconoce que su equipo aun no está a punto, como él quiere. Un ejemplo de ello son los saques en largo a los que se obligado Gorka Iraizoz. «Trabajamos para salir por abajo, pero cuando los jugadores eligen lo contrario de lo preestablecido, es porque hay un instinto de supervivencia en términos de perder pelotas que lo determina la intensidad, nada con el planteo previo».

Sobre los dos protagonista del choque de ayer, Bielsa fue cautó. De Aduriz y sus dos goles, se limitó a decir que «su actuación genera aprobación y merece reconocimiento», todo un elogio viniendo del rosarino. Y sobre Llorente, opinó, en una reflexión típica suya, que «los goles siempre tienen repercusiones; en el que lo convierte, en el equipo al que pertenece, y a la afición del mismo equipo. Así que éste, con los condimentos agregados que tiene la observación, el gol va a influir positivamente».

El que habló, tras un silencio de mes y medio, en la Cadena Ser, fue Fernando Llorente, para decir que el verano «ha sido duro», que le «duele que haya gente en contra porque siempre he dado todo por el Athletic y lo daré hasta el último día». Y añadió: «Siempre seré del Athletic aunque no siga jugando en él. Si salgo, nadie se tiene que enfadar conmigo. Es una decisión personal y deberían respetarla». Sobre su presencia en San Mamés, manifestó que «confío en que la mayoría me reciba bien».

Iraola cumplió su partido 400 con los rojiblancos

Andoni Iraola alcanzó ayer los 400 partidos oficiales como rojiblanco, precisamente ante el equipo al que le marcó en 2003 su primer gol como león. El próximo encuentro que juegue empatará con Josu Urrutia y tendrá a tiro, con 402, a Dani y Carmelo; con 413 está Panizo.

Iñigo Pérez, con un esguince en el tobillo derecho

Iñigo Pérez tuvo que retirarse en la primera mitad tras un percance fortuito. El parte médico facilitado por el club señala que sufre un esguince moderado en el tobillo derecho. Mientras, Munian, que recibió muchas faltas, tiene un golpe en la zona pretibial de la pierna derecha.

Toquero fue el descartado y lo vio desde la grada

Gaizka Toquero fue el jugador descartado por Bielsa para sentarse en el banquillo de Cornellá-El Prat. El gasteiztarra, que termina contrato en junio de 2013, ha perdido protagonismo y solo ha participado en dos partidos de Liga, 45 minutos ante el Betis y solo dos ante el Valladolid.

Llorente jugó su partido número 300 en el Athletic

Fernando Llorente jugó ayer su partido oficial número 300 con la camiseta rojiblanca. El riojano ha participado en 237 encuentros de Liga -marcando 82 goles, el último ayer-, 33 de Copa -17 tantos-, 29 en competiciones europeas -15 dianas- y uno de Supercopa.

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