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�Danzas privadas�, de Mikel Chamizo, se estrena este lunes

La obra del compositor y cr�tico musical de GARA se estrenar� en el conservatorio Juan Cris�stomo de Arriaga (Sarriko, Bilbo) en el marco del festival de m�sica contempor�nea KLEM 2012. Comenzado ayer, su celebraci�n se extender� a los meses de octubre y noviembre.
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Alvaro HILARIO | BILBO

Este pr�ximo lunes, a las 19.00, el conservatorio Juan Cris�stomo Arriaga (situado junto a la parada de metro de Sarriko) acoger� el estreno absoluto de la obra �Danzas privadas�, compuesta por el compositor y cr�tico musical Mikel Chamizo. La obra es un encargo de Ensemble Kuraia (Grupo de M�sica Contempor�nea de Bilbo), organizador del festival. de hecho, la pieza ha sido compuesta para ser interpretada por Ensemble Kuraia, un octeto de at�pica formaci�n.

El pasado a�o, Ensemble Kuraia encarg� a Mikel Chamizo una obra exclusiva para ser interpretada por ellos dentro de un programa para potenciar el trabajo de nuestros j�venes compositores.

Dada la at�pica composici�n de Kuraia (son ocho los instrumentos del grupo: flauta, clarinete, guitarra, percusi�n, piano, viol�n, viola y violonchelo) la labor de Mikel Chamizo no ha sido sencilla.

La cabeza del compositor

Dice Chamizo que una de las primeras dificultades fue encontrar de qu� escribir; un p�rrafo de Nietzsche dio pie a la reflexi�n: �Le� una frase que, m�s o menos dec�a que 'aquellos que estaban bailando fueron tomados por locos por aquellos que no pod�an escuchar la m�sica'; esto me hizo pensar en la gente que va escuchando m�sica con sus auriculares y se mueve al ritmo de algo que solo ellos escuchan. A m� me sucede algo similar: la m�sica es una constante para m�; y de ah� viene el nombre `Danzas privadas', de ese intento de ir al interior de mi mente, a esa m�sica privada que oigo y est� formada por infinidad de sensaciones. La obra quiere reflejar ese impredecible caos que es el funcionamiento de la cabeza de un compositor�.

A pesar del nombre, el p�blico no encontrar� en esta pieza de 15 minutos fragmentos susceptibles de ser bailados: �El comienzo es muy nervioso (intentando reflejar las ca�ticas luces de las conexiones neuronales). Despu�s vine un irrintzi a cargo del clarinete seguido de una danza griega donde todos los instrumentos se unen para funcionar como una lira�, explica Chamizo reconociendo la deuda que tiene con Ravel, Debussy y la m�sica japonesa. M�s adelante llega un �amago de danza barroca� y la segunda de las dos grandes danzas de la obra. En la �ltima parte, las marimbas emulan a la txalaparta produciendo un ritmo salvaje sobre el que se acoplan otros elementos para llegar al final espectacular.

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