Raimundo Fitero
Sube
La vuelta de «Salvados» ha sido una de las grandes sorpresas de la temporada. Siempre hemos defendido este espacio y a su director Jordi Évole, y mantenemos nuestra opinión sobre el auténtico periodismo audiovisual que hace este comunicólogo, guionista, cómico a ratos libres, que se ha convertido en el presentador más popular, más cercano, más eficaz de todo el panorama estatal. Las dos entregas de este mes de setiembre han estado sobre el quince por ciento de porcentaje audiencia, un valor en alza, desbancando a películas y compitiendo de cerca con series tan competitivas como «Aída». Y en La Sexta, es decir, en una cadena cuya media es menos de la mitad.
Esta subida considerable, responde a su oferta, a sus contenidos, a sus maneras. Es el único programa que nos descubre en lenguaje sencillo y comprensible algo de la realidad económica, social, periodística. Su última entrega nos colocó ante personalidades que tuvieron que ver en su momento con la burbuja inmobiliaria, su implantación, su desarrollo y su consentimiento. Quedó claro que los dos partidos hegemónicos en el Estado español mantuvieron una suicida actitud ante la construcción desmesurada y el riego contraído por las cajas con créditos a promotores, constructores y ciudadanos. La orgía hipotecaria que ahora se está pagando con creces.
De todos los entrevistados, el más paradójico fue el exministro Miguel Sebastián, que cuando era asesor del BBVA hizo un informe advirtiendo de la burbuja, varios años antes de su estallido, que después como director de la oficina presupuestaria de Moncloa, advirtió a Zapatero de lo mismo, que se le ocurrió como ministro de Industria meterse con la banca y dejó claro que nadie le hizo caso y confirmó, junto a un exinspector del Banco de España, que la connivencia entre promotores inmobiliarios, políticos y directores del banco regulador era clara y nítida. Y las cajas de ahorro quedaron otra vez señaladas como el nido de intereses partidistas, y personales. Évole sube, porque es el único que nos hace saber cosas que intuíamos, pero que él las demuestra poniendo las cámaras y el micrófono delante de quienes pueden decir algo.