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Condenado a 15 años el policía que precipitó la caída de Bo Xilai

El exjefe de policía chino Wan Lijun , que fuera brazo derecho del exdirigente Bo Xilai, fue condenado ayer a 15 años de prisión, por deserción, abuso de poder y corrupción, una condena «leve», tras la pena de muerte revisable que recibió la esposa de Bo. Pero el caso no acabará de cerrarse hasta conocerse el castigo que espera al exlíder que fue estrella ascendente en el Partido Comunista Chino.

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GARA | BEIJING

Un tribunal chino condenó ayer a 15 años de prisión al ex jefe de Policía Wang Lijun, tras hallarle culpable de cuatro cargos, entre ellos el de encubrir la muerte del empresario británico Neil Heywood, un escándalo que ha salpicado al ex líder del Partido Comunista Bo Xilai, del que Wang era brazo derecho.

Según la agencia de noticias Xinhua, un tribunal de la ciudad de Chengdu, ubicada en el sureste del país, condenó a Wang «por violar la ley en beneficio propio, aceptar sobornos, abusar del poder y desertar».

El castigo más grave -nueve años- lo recibió por el cargo de corrupción. La condena es relativamente leve, al considerar el tribunal que colaboró con la investigación de la muerte de un empresario británico.

La sentencia condenatoria llega una semana después de que Wang se declarara culpable de todos los cargos, según informó Xinhua.

Wang es uno de los procesados por la muerte en noviembre de 2011 del empresario Neil Heywood, envenenado por la esposa de Bo, Gu Kailai, después de que, al parecer, el empresario británico amenazara con matar al hijo del matrimonio en el marco de una pelea de negocios.

El pasado 20 de agosto, Gu fue condenada a la pena de muerte, aunque en régimen de suspensión, lo que implica que podrá eludir la pena capital y sustituirla por cadena perpetua, si mantiene un buen comportamiento durante los próximos dos años.

Wang, ex jefe de Policía del municipio de Chongqing (sureste), destapó el caso el pasado mes de febrero, tras lo cual solicitó asilo político en el consulado estadounidense en Chengdu, aunque finalmente fue entregado a las autoridades chinas para que lo procesaran.

El auto del juicio contra Wang indica que el exjefe de Policía encubrió en un principio a la esposa de Bo, pero que, tras mantener varias disputas con ella, decidió reabrir la investigación. Añade que acudió luego a Bo para explicarle sus sospechas, pero el exlíder las rechazó y le propinó una bofetada. Al sentirse en peligro, Wang se habría refugiado en el consulado de EEUU donde reveló lo que conocía del caso.

El caso ha cortado la ascendente carrera política de Bo Xilai, ex gobernador de Chongqing que, hasta ahora, aspiraba a conseguir un puesto en el Comité Vigente del Politburó, el principal órgano ejecutivo del país, en un proceso de transición política que se celebra cada diez años.

Actualmente, Bo está siendo investigado por «romper la disciplina de partido», una acusación que aglutina cargos de corrupción y abuso de poder, entre otros delitos pendientes de resolución por parte de la cúpula del Partido Comunista, que podría ordenar que el exgobernador pasara a disposición judicial. Bo no ha compareció en público desde el pasado mes de marzo, cuando realizó una férrea defensa de la inocencia de su mujer y de sus políticas en una rueda de prensa celebrada en el marco de la sesión anual del Parlamento.

Ahora queda pendiente por saber si Bo será también imputado como su mujer y su antiguo hombre de confianza, como antesala de una dura condena, o bien simplemente será expulsado del partido y relegado al ostracismo político. La caída de Bo ha provocado una importante división en el Partido Comunista, que dentro de un mes debe celebrar su XVIII congreso en el que accederá al poder una nueva generación de dirigentes. Entre ellos esperaba estar Bo, una figura carismática para los nostálgicos de Mao, capaz de devolver al Partido Comunista el control sobre el crecimiento económico, mientras que el ala moderada le ve como un oportunista que pretende imponer sus políticas.

De «superpolicía» azote de la corrupción a traidor

Wang Lijun ha desatado el mayor escándalo político en China en décadas y ha pasado de ser un temido «superpolicía» a un renegado, condenado por corrupto. Este «hombre que sabía demasiado» precipitó su caída y la de su mecenas político, Bo Xilai, el día que buscó refugio en un consulado de EEUU, donde relató a unos incrédulos diplomáticos detalles de la muerte de un británico por la esposa de Bo. Según la prensa china, el propio jefe de Estado, Hu Jintao, calificó de «traidor» a Wang en una reunión de altos dirigentes. De 52 años, se impuso como un superpolicía temido y detestado, incorruptible y de métodos expeditivos. De etnia mongola, es experto en artes marciales y cuenta con no menos de veinte cicatrices en el cuerpo, fruto de antiguas heridas de bala o arma blanca. A la vez es especialista en medicina legal y capaz de practicar una autopsia. Llegó a protagonizar un programa de televisión, («Policías con alma de hierro y sangre»). Ascendió en la jerarquía especializado en la lucha contra el crimen organizado. En la ciudad de Liaoning encontró a Bo Xilai, un prometedor apparatchik, quien, cuando obtuvo el puesto de secretario general del partido en Chongqing, lo convirtió en su brazo derecho. Juntos dejaron su huella en la ciudad, que se convirtió en un importante centro económico. Apoyado en Wang, Bo lanzó una cruzada contra la corrupción, no exenta de acusaciones de graves violaciones de derechos humanos, con miles de detenciones, denuncias de torturas y grandes procesos, como el de Wen Qiang, alto responsable de justicia, condenado a muerte y ejecutado en 2010. GARA

no recurrirá

El tribunal dijo que Wang no recurrirá la sentencia y que obtuvo la «clemencia» de los jueces «por su participación activa en impulsar la investigación» de la muerte del ciudadano británico por la que se condenó a la esposa de Bo Xilai.

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