Los cineastas de prestigio nunca hacen remakes, porque ellos prefieren hablar de su particular versión de la misma novela en que se basó la adaptación precedente. Pero la cuestión es que “Foxfire” ya existe como película. Los mitómanos en general, y los fans de Angelina Jolie en particular, recordarán “Jóvenes incomprendidas”, que la actriz rodó al cumplir los 20 añitos. Fue realizada por Annette Haywood-Carter en 1996, quien trasladó la acción del libro de Joyce Carol Oates “Foxfire: Confessions of a Girl Gang” al ambiente estudiantil noventero, y con el fantasma de la adicción a las drogas duras como fuente de destrucción de la pandilla de chicas.

Laurent Cantet respeta la fuente literaria en su ubicación en los 50, pero politiza las causas que precipitan el final del grupo rebelde, introduciendo la amenaza terrorista. Una variante que descontextualiza las acciones de estas precoces feministas, al trasladar a la época del nacimiento del rock and roll reivindicaciones, prácticas alternativas y métodos de guerrilla pertenecientes a décadas posteriores. Viene a ser una utilización histórica de los planteamientos distópicos de la ciencia-ficción, que provoca la desorientación del espectador. Hasta la mitad del metraje las licencias atemporales que se toma Cantet resultan más o menos asumibles, pero los interminables setenta minutos restantes son ya un total descontrol que termina en la Revolución cubana. La problemática de la mujer se le resiste a este hombre, que ya decepcionó en «Hacia el Sur», sobre el turismo sexual para maduritas.