60 DONOSTIA ZINEMALDIA
«Animals» Confesiones a un oso de peluche
Koldo LANDALUZE I
En este su debut en el formato largo, Marçal Forès ha llevado a cabo un retrato sicológico en el que asistimos al progresivo descenso a los infiernos de un joven «rebelde sin causa» que, a falta de no encontrar su particular lugar en el mundo, se ve abocado a seguir su errático recorrido vital en compañía de un oso de peluche con el que comparte vivencias, complicidades y ensayos musicales. No es la primera ocasión en la que los protagonistas cuentan sus anhelos más internos a sus mascotas de peluche y lo que nos propone Forès tampoco supone nada novedoso en lo que concierne a los motivos por los que dicho muñeco se ha convertido en su fiel e inseparable compañero de fatigas y en el batería que siempre acompasa el ritmo de su guitarra tenebrosa y tremebunda. Todo es bastante difuso en “Animals”, comenzando por la dualidad del catalán-inglés con el que se expresan los protagonistas de este drama que ni siquiera me arriesgaría a catalogar de generacional, porque la lectura que se hace de los jóvenes protagonistas es tan parcial como desalentadora.
Para colmo de males, en la recta final del filme topamos con la intenciones plásticas, sonoras y visuales que tan bien plasmó Gus Van Sant en “Elephant”, pero, al contrario de lo que ocurría en aquella, en esta todo lo que pretende se pierde entre los laberintos sicológicos y emocionales que comparten sus erráticos protagonistas. Lo más curioso ha sido ver a Martin Freeman en un rol muy secundario y antes de que reviente las taquillas con “The Hobbit”, de Peter Jackson.