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La fractura en NaBai es «irreversible» en Parlamento y el resto de municipios

La líder de Aralar en Nafarroa, Asun Fernández de Garaialde, confirmó ayer que la ruptura de NaBai en Iruñea no tiene vuelta atrás. El conflicto de Arantzadi puede trasladarse de esta forma no solo al Parlamento, sino también a los municipios donde tienen representación.

Aritz INTXUSTA |

La oposición de los dos ediles de Aralar en Iruñea a las obras de Arantzadi ha abierto una grieta «irreversible» en la unión entre la formación de Patxi Zabaleta, y el bloque conformado por el PNV y la asociación Zabaltzen. Así lo confirmó ayer Asun Fernández de Garaialde, que sigue sin aclarar cómo se concretará esta ruptura definitiva en Nafarroa Bai. La coordinadora de Aralar en Nafarroa sostiene que la decisión es firme y se trasladará a los ayuntamientos y al Grupo Parlamentario.

Fernández de Garaialde aseguró que la eliminación de un sueldo de uno de sus dos concejales en Iruñea supone una «falta de confianza hacia los dos ediles, por supuesto, una ruptura en lo que supone NaBai y por eso la decisión de la Ejecutiva fue el abandono de los concejales del grupo municipal».

La parlamentaria explicó que dentro del grupo de NaBai en el Parlamento nunca ha habido disciplina de voto, por lo que no entiende una decisión de ese calado por una discrepancia concreta en Iruñea. «En ocasiones hemos votado en el Parlamento indistintamente sin que se haya tomado ninguna medida», expuso Fernández de Garaialde.

Según la coordinadora de Aralar, «existen ciertos temas en los que no hay ninguna coincidencia ideológica dentro de NaBai» y, conscientes de ello, decidieron dar libertad de voto. Además de esto, la reorganización en Iruñea podría romper uno de los acuerdos que permitieron la reedición de la coalición. Estos pactos prevén que las decisiones de calado dentro del partido han de tomarse por «consenso». El sector de Barkos habría roto con esta máxima al reunirse al margen de sus compañeros para luego expulsarlos del despacho y comunicarles la pérdida de uno de sus salarios. Por otro lado, GARA confirma que ha habido alguna reunión impulsada por Geroa Bai para tomar decisiones sobre el futuro de la coalición en esa localidad al margen de Aralar.

Una invitación a marcharse

Más allá del sentimiento de agravio que supone acatar el castigo económico de la pérdida de un sueldo por discrepar, las condiciones que ofreció el sector de Barkos a los dos ediles de Aralar eran peores que las que tendrán después de su marcha. Como concejales no adscritos que serán (no se puede conformar un grupo municipal con menos de tres personas) tendrán derecho a una liberación, pero ganan peso político gracias a la consecución de una portavocía y del derecho a intervenir en todos los plenos. En realidad, su situación es muy similar a la de los concejales de ANV (Mariné Pueyo y Mikel Gastesi) en la anterior legislatura y a la de la actual concejal de I-E.

Por otro lado, también tienen derecho a un despacho que -curiosamente- será aquél al que fueron relegados por sus compañeros después de lo que Geroa Bai insiste en llamar «reordenación». Estos detalles se decidirán después de comunicarse al alcalde, Enrique Maya, la decisión de marcharse. Cabe esperar que los dos se ubiquen en un extremo de la bancada de NaBai en el Salón de Plenos.

Según ha podido saber GARA, los ediles Aritz Romeo y Ana Barrena sienten que ha sido una expulsión «de facto» ejecutada por el sector de Barkos. Ellos se siguen sintiendo «parte de NaBai» y no renuncian a las siglas. Pese a todo ello, «por motivos formales» se han inscrito como concejales de Aralar.

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