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60 DONOSTIA ZINEMALDIA I blog(eroa)

Lo imposible más allá de «Lo imposible»

No solamente del -excelente- tsunami de Bayona vive estos días el Zinemaldia. Las apuestas más impactantes siguen estando también ahí donde las miradas acostumbran a pasar demasiado rápido.

Víctor Esquirol | Crítico de cine

El día en que todo el mundo va a estar hablando -con mucha razón- del nuevo y gran trabajo de Juan Antonio Bayona, desde este blog dedicado a las propuestas más alternativas que pueden encontrarse en el Zinemaldia, sigue la búsqueda en la sombra de aquellos productos que seguramente no detectará la amplia la mayoría de radares. Lejos de los glamurosos focos mediáticos, hay una selva de celuloide esperando a ser descubierta, puesto que sí, ahí también puede encontrarse lo imposible.

Poco probable -dejémoslo así- era a priori que una película paraguaya fuera a convertirse en una de las sensaciones del festival. No son prejuicios, es la constatación de una realidad recordada por los propios directores de la cinta: Paraguay es un país con una tradición cinematográfica más bien escasa... por no decir nula. Sin embargo, «7 Cajas» (ganadora el año pasado del premio Cine en Construcción y presentada ahora en Nuevos Directores) se descubre desde su primera secuencia (al más puro y rabioso estilo de Danny Boyle), en la que se nos sumerge de lleno en el emblemático Mercado 4, como un torrente de emociones fuertes al que es imposible resistirse.

En una jungla de tenderetes, chabolas y contenedores de todos los tipos, un joven carretillero llamado Víctor sueña con tener un teléfono móvil y salir en la televisión. Una de sus fantasías adquiere repentinamente muchas probabilidades de materializarse, al recibir el muchacho el encargo de custodiar una misteriosa mercancía. El cebo: una elevada suma de dinero aguardando al final del trayecto. La trampa: unas cajas codiciadas por los individuos más peligrosos de la ciudad. Policías, mafiosos, chanchulleros y jóvenes con un don especial para la supervivencia cruzan sus caminos en este trepidante thriller de estructura fractal. Acompañando a cada uno de los actores, un sentido del humor deliciosamente negro y, claro está, toneladas de acción y tensión, muy bien llevadas por la dupla detrás de las cámaras compuesta por Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori. ¿Cuándo hay tiempo para respirar? Al final, cuando desfilan los títulos de crédito. Justo cuando el delirio se apodera del público.

Para que no le dé un ataque al corazón, es imperativo buscar un poco de relax. Culinary Zinema al rescate. Allí espera pacientemente una cocinera proveniente del Estado francés. Una tal Babette, que nos tiene preparado uno de esos festines que hacen época. De nuevo estamos ante un caso en el que «lo imposible» se manifiesta por todo lo alto. Porque, ¿cómo es posible que una película con un argumento y un desarrollo aparentemente tan mínimos no haya perdido un ápice de su encanto? ¿Cómo es posible que una película tan sencilla llegue hasta el fondo del alma? Fácil, «El festín de Babette», el clásico de Gabriel Axel, es uno de los mejores ejemplos de la historia de perfecta caligrafía cinematográfica. No sobra ni un plano, ni una palabra, ni un gesto... Parecía imposible, pero no: un cuarto de siglo después de haber conquistado el Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa, Babette sigue haciéndonos salivar con sus dotes culinarias, y sigue alcanzando, a través de la austeridad, lo sublime. Me voy a comer.

 

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