El ministro de Hacienda alemán pide confianza para el Estado español
En un encuentro con periodistas, Wolfgang Schäuble dejó entrever su tendencia europeísta al mostrar su confianza hacia el Estado español y su capacidad para cumplir con las condiciones impuestas a cambio del rescate. Una cuestión que conviene al propio Bundestag.
Ingo NIEBEL | BERLÍN
La crisis del euro ha cambiado también en Alemania la relación de poderes dentro y fuera del Gobierno de Angela Merkel, pero de otra forma. La canciller alemana ha podido ampliar su poder tanto en el partido como en la sociedad. Como su número dos se ha establecido el ministro de Hacienda, Wolfgang Schäuble. Su correligionario de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) ha desbancado al ministro de Exterior, el liberal Guido Westerwelle, y al vicecanciller, el ministro de Economía, Philipp Rösler, a la sazón presidente del Partido Liberal democrático (FDP). De que el futuro del euro, de la UE y de la estabilidad de Alemania está ahora solo en manos de Merkel y Schäuble no cabe la más mínima duda.
Por eso y ante la incertidumbre sobre si Grecia puede cumplir con las condiciones impuestas por la troika y si también el Estado español tiene que ser «rescatado» otra vez resultó ser interesante un encuentro que la Asociación de la Prensa Extranjera (VAP) organizó para los corresponsales con el ministro en Berlín. La reunión tuvo lugar en el Ministerio Federal de Hacienda, situado la Wilhelmstrasse.
Hasta 1945 aquella calle representaba el centro político del Imperio alemán donde se concentraba la mayoría de los ministerios. No carece de cierta ironía que hoy en día Schäuble resida en el edificio que en 1935/1936 fue construido como sede del Ministerio Imperial del Aire del entonces mariscal Hermann Göring.
Desde aquel lugar el régimen nazi organizó su intervención militar en la Guerra Civil española para imponer la dictadura fascista del general Francisco Franco. A partir de 1949 la República Demócratica Alemana (RDA) instaló ahí diferentes ministerios.
Resulta imposible vincular a Schäuble con este pasado de Alemania. Las circunstancias son otras, aunque una vez más Berlín está en condiciones o ante la necesidad de marcar las pautas de la política europea. El ministro se destaca por el europeísmo creado por su entonces jefe de Gobierno Helmut Kohl y el presidente francés François Mitterand.
Con 40 años en el hemiciclo de Berlín, Schäuble es el diputado más veterano del Bundestag. En 1990 era ministro federal de Interior y uno de los artífices de la reunificación cuando le alcanzaron las balas de un perturbado mental. Sobrevivió, pero las secuelas le dejaron en silla de ruedas. Aún así -o justamente por ello- luchó para volver a la política. Lo consiguió, pero el precio era alto: la amistad con Kohl se rompió en 2000 por el escándalo sobre la financiación ilegal de la CDU. Schäuble, metido en el ajo, tuvo que dimitir.
Su lealtad, que es legendaria, resurgió con Merkel pero sin dar mayores resultados. La canciller se inclinó dos veces por otros hombres para el cargo de presidente de la República.
Apoyo al Estado español
Schäuble se mostró amigable con la prensa extranjera, contestando educada pero decididamente a sus preguntas. Pero también dejó salir de manera dosificada su sarcasmo. Después de un breve análisis geopolítico en torno a la reciente cumbre de la UE con China constató: «Como ven, también sirvo para ministro de Exterior». Hace poco los medios alemanes informaron de los intentos de Westerwelle de salir de la sombra de Merkel y Schäuble. También dejó claro que, tal y como están las cosas ,«si fracasa el euro, nosotros los alemanes, tenemos más que perder que los griegos» para subrayar que si la actual política trae frutos Alemania ganaría más que Grecia.
Pronto las preguntas giraban sobre la situación del Estado español. «Mi impresión es que Spanien no necesita ningún paquete de ayuda» dijo no solo una, sino varias veces. La repetición da lugar a interpretaciones: o se cree lo que dice o por el contrario ha tenido que repetirlo tantas veces para autoafirmarse. El mismo día el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung había salido diciendo que Schäuble estaría de acuerdo con que Madrid utilizara parte de la ayuda a la banca para saldar otras deudas porque en el caso de otro rescate, el ministro temiese tener que enfrentarse a un Bundestag bastante hostil.
«¿Cómo voy a tener miedo a mí mismo?» haciendo alusión a sus años de diputado para añadir: «Miedo deben de tener aquellos en Bruselas que han dicho semejante cosa y que yo me entere quiénes hayan sido», recalcó entre las risas de los periodistas. Según Schäuble, lo que necesita el Estado español es confianza en los mercados financieros y en que todo saldrá bien «solo si todos acompañan a Spanien positivamente».
Dado que ahora el independentismo vasco y catalán marcan la agenda política del Estado español, ha sido interesante el hecho de que el ministro se refiriese a ello sin que alguien le hubiera preguntado. Quiso restarle importancia ubicándolo al nivel de los conflictos que suele haber en su estado federal de Baden Württemberg entre los suabos y los badénses. Pero la actual coyuntura no es comparable con la rivalidad entre vizcainos y guipuzcoanos.
En estos momentos la postura de Schäuble hacia el Estado español sintoniza con la tradicional política exterior: Hacia fuera, Berlín no se mete en asuntos internos. El alemán se apoya por ahora en las informaciones de su homólogo español Luis de Guindos. La patata caliente de evitar el rescate está en manos de Mariano Rajoy. También a Merkel y Schäuble les vendría de maravilla no tener que pedir más dinero al Bundestag. Mientras tanto hacen lo que están haciendo desde el inicio de la crisis: la siguen administrando pero sin solucionarla con el único fin de mantener la UE y la zona euro, cueste lo que cueste.
«Si fracasa el euro, nosotros los alemanes, tenemos más que perder que los griegos», apunta Schäuble, para subrayar que, si la actual política trae frutos, Alemania ganaría más que Grecia.