Alarmante profusión de centros comerciales en el área de Baiona
La Cámara de Comercio e Industria de Baiona ha hecho públicas las conclusiones de un estudio sobre el exceso de centros comerciales en relación al potencial de consumidores del área de influencia de la capital labortana y su periferia. Es la zona con más densidad comercial de todo el Estado. Auguran una situación catastrófica si no se pone freno a esa política.
Arantxa MANTEROLA | BAIONA
Un informe elaborado por encargo de la Cámara de Comercio e Industria (CCI) de Baiona revela que en un área de 25 kms. a la redonda, el mercado de los centros comerciales está archisaturado en relación con el potencial de consumidores que habitan el territorio.
El estudio presentado por Pascal Madry, director del Instituto para la ciudad y el comercio (IVC), ente en el que confluyen instituciones públicas y privadas relacionadas con urbanismo y el sector comercial, concluye que la zona de Baiona y su periferia es la que «más densidad de superficie comercial tiene en todo el Estado».
Si a ello se añaden los proyectos de nuevos centros comerciales, en particular el de Ametzondo de Baiona en torno a Ikea y el de Auchan en Ondres (sur de Las Landas), con una superficie total de 120.000 m2, cuya apertura está prevista para 2014 y los que aún no están autorizados pero que se encuentran en fase de preparación (ampliación del BAB2 y de los Leclerc de Baiona y Angelu; nuevas instalaciones en Halle de Iraty y Aguilera en Biarritz, en Bokale y Tarnos...), la fotografía futura es catastrófica.
Ejemplo a no seguir
«Baiona y su periferia serían el ejemplo de lo que no hay que hacer» apuntó Madry antes de matizar que el análisis se ha basado en la dimensión de la población, incluido el aumento estival y el del tránsito «transfronterizo» y, también las previsiones de incremento demográfico (35.000 habitantes más para 2025).
La predicción más optimista alcanzaría un total de 350.000 consumidores potenciales en la zona de influencia de los polos comerciales lo que, según el estudio, es «obviamente insuficiente para llegar a la facturación que prevén los promotores de los proyectos para ser viables». «Harían falta unos 150.000 habitantes más. Esta densidad comercial correspondería a aglomeraciones como Estrasburgo o Rennes que cuentan con medio millón de habitantes», precisó Madry.
Si las instituciones que conceden los permisos para la construcción e instalación de estas zonas comerciales no toman conciencia de esta situación y continúan en esa lógica, el riesgo de que la «burbuja» explote es más que previsible.
Los comercios se disputarían los consumidores, es decir, se repartirían el mercado existente y, en unos pocos años, comenzarían a darse los cierres de empresas comerciales con la consiguiente pérdida de empleos y una ocupación de terrenos que, por otro lado, «faltan en el País Vasco y podrían utilizarse para otras actividades productivas como la industria» indicó André Garreta, presidente de la CCI.
Es por ello que han decidido alertar prioritariamente a electos y pequeños comerciantes susceptibles de instalarse en esas zonas para que estudien una jerarquía coherente de los polos comerciales, preserven el tejido existente (especialmente el del centro de la ciudad) y analicen en profundidad los proyectos que están sobre la mesa (80.000 m2 más de superficie comercial) antes de conceder los permisos de construcción y explotación.
En una palabra, que las instituciones responsables (municipales y supramunicipales) planifiquen un desarrollo equilibrado, armónico y duradero del urbanismo comercial.
Pistas de solución
Esas son algunas de las recomendaciones que avanzan los responsables de la CCI, tras reconocer la complejidad de cambiar las formas de funcionar hasta ahora y de que no hay «recetas milagrosas».
Y es que la lógica de los promotores para que los macroproyectos comerciales sean rentables no se apoya ahora en el éxito comercial sino en la especulación y construcción de nuevos centros. «La infraestructura se financia con el alquiler a grandes cadenas o a pequeños comercios que se instalan en las galerías comerciales. Mientras, las grandes distribuidoras juegan con el número de establecimientos con el que cuentan para negociar los precios con los proveedores. Es decir, una parte de sus beneficios se sitúa al principio de la cadena de distribución y no en la aportación proveniente del consumidor», subrayó Madry.
Sea como fuere, la CCI apela a la «madurez» de los diferentes agentes, en particular institucionales, para que aborden la cuestión colectivamente y eviten que la comarca de Baiona se convierta en el «Seveso del urbanismo comercial».
El proyecto de Ikea difiere de los previstos por las otras grandes superficies ya que calculan que su zona de influencia es mayor. (700.000 habitantes).