CRíTICA: «Zuloak»
Las chicas solo quieren divertirse
Mikel INSAUSTI
Gil Scott-Heron cantó que la revolución nunca sería televisada, y el tiempo le está dando la razón. Pero, afortunadamente, las nuevas generaciones nacen ya revolucionadas, sobre todo las chicas que van conquistando su propio espacio. En los 80, gracias al impacto punk de las Runaways, la cantante pop Cindy Lauper compuso el tema «The Girls Just Wanna Have Fun», que resume de maravilla la esencia vitalista de ser una mujer joven y no morir en el intento: «Algunos chicos toman una chica hermosa, y la ocultan lejos del resto del mundo. Yo quiero ser la que camine en el sol. Oh las chicas, ellas quieren divertirse. Oh las chicas, solo quieren divertirse». No deja de ser un manifiesto, pero con una letra disfrutable y su melodía juguetona que siempre te acompañarán.
Con «Zuloak» me he divertido mucho, contagiado por la vitalidad arrolladora que transmite. Las canciones del grupo tienen un mensaje contundente, que traslada al euskara toda la fuerza del movimiento riot grrrl. Musicalmente, la docena de temas contenidos en la banda sonora me suenan a Maika Makovski, autora que ha sabido actualizar las influencias de P.J. Harvey. Su directo y el de Zuloak resultan equiparables por la desbordante energía que comparten.
Lo bueno de «Zuloak» es que toda esa descarga positiva está surgiendo, como quien dice, en el momento. Me encantan los documentales que aciertan a mostrar el nacimiento y desarrollo de una idea, que ves cómo va evolucionando hasta tomar cuerpo. El hecho de que el guión dé paso a la improvisación, para cambiar y convertirse en algo nuevo y distinto de lo inicialmente previsto, te hace sentir la película como un ser vivo. Y de todo ello no hay mejor y más real metáfora que el embarazo protagonizado durante el rodaje por la batería Naiara Goikoetxea.
Las integrantes de la banda obran una especie de milagro, porque su representación multidisciplinar la sacan adelante a base de descaro, obligadas a conjuntarse sobre el escenario en un muy corto periodo de tiempo, además de tener que actuar ante la cámara omnipresente e indiscreta de Aritz Moreno.