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DERBI EN SAN MAMÉS I El técnico niega que sea una final, porque «las finales no son reversibles»

Bielsa: «No estoy contento, pero creo en este equipo»

Herrera saldrá de inicio, Muniain lo hará desplazado a la banda izquierda y Ekiza sustituirá a Amorebieta.

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Joseba VIVANCO I

El laureado técnico Arrigo Sacchi recordaba en cierta ocasión que el presidente de un club italiano, haciendo suyo hasta el extremo el Catenaccio, le dijo: «Lo ideal sería ganar un partido contra un equipo que no para de chutar al larguero y que en el minuto 90 se mete un gol en propia puerta». Hoy, el Athletic necesita ganar ante Osasuna aunque sea de penalti injusto y en el último minuto. No vale otro resultado. Solo vale ganar. ¿Una final a estas alturas de Liga? Marcelo Bielsa considera fuera de lugar hablar de ello. «Una final genera algo que no es reversible», argumentó ayer.

Precisamente la principal novedad en el once que avanzó ayer Marcelo Bielsa, Ander Herrera, lo refrendó nada más salir de la ducha tras la dolorosa derrota en Praga: «Ante Osasuna empezaremos la remontada, estoy seguro». El exzaragocista saltará de inicio ante los rojillos de Mendibilar, desplazando así al centenario Iker Muniain -cumplirá esa cifra de partidos en Liga a sus 19 años- a la banda izquierda en detrimento de Isma López e Ibai Gómez. La cuestión es por qué el entrenador argentino no dio antes ese paso situando al joven Ruiz de Galarreta en esa posición e insistiendo hasta la cabezonería con el navarro en la medular. Y en punta, por descontado, Aduriz.

El resto de hombres que se medirán a los iruindarras serán los habituales, con Ekiza en sustitución del sancionado Amorebieta. Y Aurtenetxe vuelve a una convocatoria. Bielsa aclaró que «lleva diez semanas sin jugar un partido oficial, esa situación es muy difícil de resolver para él y nosotros. Hacemos esfuerzos para que ese periodo se abrevie». Es decir, que le falta «ritmo futbolístico», una cualidad que -comparó-, Amorebieta adquirió más rápidamente, y no digamos nada de Herrera. Depende del jugador, concluyó.

Ayer trascendió que, tras su llegada a Bilbo desde Praga, el presidente Josu Urrutia mantuvo una reunión con la plantilla para poner las cartas sobre la mesa y conjurarse para salir no solo de la mala situación deportiva, sino también para echar el telón de una vez al sainete en que se ha convertido el estamento rojiblanco. La directiva prefiere seguir lavando los trapos sucios de puertas adentro; ya tocará hablar en la Asamblea de Socios del próximo día 15.

Hoy, esta misma tarde, debe empezar a verse esa reacción, ese compromiso que se dice han mostrado los jugadores. Marcelo Bielsa sí que reiteró antes del último entrenamiento en San Mamés que «nunca desde que yo trabajo aquí he visto que el equipo no llegue a la disputa de un partido con el entusiasmo a flor de piel, y muchísimo menos ahora, que es más imperioso que ganemos».

Por su parte, el rosarino reconoció que la racha negativa de resultados «no puede generar alegría», pero que «la perspectiva de un nuevo partido siempre me ilusiona, porque creo firmemente en el equipo». Y se refirió a su frase en la previa del choque en Praga cuando enfatizó que «este equipo es mejor que el de la temporada pasada». Insistió en ello y añadió que lo dicho «no es un recurso para estimular sino que lo pienso y esto me llena de ilusión. Estoy triste por lo que pasó e ilusionado con lo que suceda».

Tilda de «traición» la filtración

Y, como no podía ser de otra forma, Bielsa tuvo que responder de nuevo a la polémica filtración de un audio suyo, sobre la que dijo desconocer si los jugadores han hablado sobre ello. El técnico no dudó en calificarlo de «procedimiento despreciable, como toda traición», pero recordó que «pasa a todos los niveles, en todos los equipos», señalando que el Real Madrid, último campeón, busca su `topo'.

El argentino llegó a referirse incluso a que en el «ejercicio de la prostitución se castiga al que hace uso del servicio», en una abierta crítica a los propios medios de comunicación que no dudan en dar publicidad a quienes no lo hacen de propia voz y sí escondidos en el anonimato. «Es un círculo vicioso», sintetizó, del que «lo peor es que enviamos a los destinatarios de la información, que lo ven como algo natural». Explicado y aclarado, ahora toca ganar. Hoy. Y si no es una final, se le parece.

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