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Reflexiones (IV) | Elecciones del 21 de octubre

«No tiene sentido buscar fórmulas de acomodo en España»

Trayectoria vital ligada al devenir de este país

Francisco Letamendia, Ortzi, lleva muchos años ejerciendo de profesor de Ciencias Políticas en la UPV, pero muchos ciudadanos y ciudadanas lo conocen también por otros capítulos de su dilatada trayectoria vital, íntimamente ligada al devenir de este país. Fue abogado en el Proceso de Burgos, y años más tarde diputado en el Congreso español, primero (1977) como representante de Euskadiko Ezkerra (EE) y después como cabeza de lista de Herri Batasuna por Bizkaia (1979). Ese mismo año fue juzgado junto con Telesforo Monzón por «apología del terrorismo». En 1980 fue elegido parlamentario en Gasteiz, en la primera legislatura de la Cámara autonómica. Asentado en la Universidad, sigue publicando numerosos artículos de opinión.

 

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Francisco Letamendia, «Ortzi« | Profesor

Iker BIZKARGUENAGA

Recostado en una silla de su despacho de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la UPV, a Francisco Letamendia, Ortzi, las ideas le salen como un torrente. Hemos quedado en que no se trata de una entrevista al uso, sino más bien de una charla de la que poder extraer ideas sobre el presente y el futuro de este país, y el profesor se explaya como todo periodista sueña y agradece. ¿Unas cuantas ideas? Casi una hora después, uno tiene la certeza de que lo complicado va a ser meterlas todas en un par de páginas.

Empezamos hablando del momento actual, y Letamendia no tiene duda: «El contexto es inmejorable para todos aquellos que somos abertzales y anticapitalistas». Tanto, que frente a episodios anteriores de la historia reciente en los que desde algunos sectores se ha tratado de hallar alternativas de autogobierno que no se opusieran frontalmente al Estado -como el federalismo, el confederalismo...-, hoy en día «el independentismo se impone como única salida posible». «No vale la pena perder un solo minuto para llegar a fórmulas de acomodo con el Estado, lo que está en la agenda política en estos momentos es la independencia», insiste desde la perspectiva que ofrecen décadas analizando la sociedad vasca y trabajando en ella, incluso desde la primera línea de la actividad política.

Sostiene, apelando a la lógica, que es inútil «estrujarse la cabeza» con un Estado que, lejos de atender a las demandas que le llegan desde este país o desde Catalunya, pretende incluso valerse del escenario económico y de los recortes para recentralizar su estructura. Por eso concluye que «desde el punto de vista de lo nacional, no se puede esperar nada de los españoles».

Aunque también apostilla que en esa valoración no incluye a aquellas personas que, siendo vascas, se sienten identificadas con el PP o el PSOE. A ellas, detalla, hay que explicarles que «lo que nosotros queremos es lograr el máximo empoderamiento de todos los vascos. Pueden estar a favor o totalmente en contra de la independencia, que es nuestra apuesta como abertzales, pero es absurdo que como vascos estén en contra de un empoderamiento a todos los niveles, a nivel económico, social, cultural». Un mensaje dirigido a dos de las «cuatro patas» que conforman la política vasca y que en su opinión la izquierda abertzale «va a tener que plantear muy pronto como un tema de agenda».

Todo el campo abierto

Las alusiones a la izquierda abertzale son constantes, entre otras cosas porque, según apunta, desde el punto de vista de la correlación de fuerzas el contexto le está favoreciendo, hasta el punto de cuestionar la hegemonía del PNV en la CAV. «Hasta hace relativamente poco yo pensaba que este ascenso de la izquierda abertzale iba a ser fuerte, pero que el PNV en las próximas autonómicas iba a seguir siendo primera fuerza en la CAV, pero ahora pienso que hay serias posibilidades de que no sea así» explica, señalando también el discurso «poco ilusionante» de los jeltzales «en un momento en el que se está dando un auge del independentismo en Europa occidental, con lo que está ocurriendo en Catalunya, cuando están puestos encima de la mesa todos los elementos para un proceso de solución al conflicto... Eso no se está interiorizando en el discurso del PNV, no lo está tocando».

De modo que a la izquierda abertzale «se le abre todo el campo», también por el contexto económico, en el que «asistimos a una política de sumisión a los mercados», tras haber pasado «de un capitalismo manufacturero a un capitalismo financiero, virtual, al que le importa tres narices que los bienes y servicios del capital manufacturero se realicen o no». Un modelo que nos ha conducido a la situación actual y que ha originado, apunta también Letamendia, que «discursos conducentes a encontrar acomodos al capitalismo no tengan ningún factor de legitimación». Las condiciones, por tanto, están dadas: «En Euskal Herria, desde el punto de vista de los ideales que se han mantenido en este país con mucho sufrimiento durante muchas décadas, que es la independencia, por una parte, y el socialismo anticapitalista, por otra, encuentran absoluta justificación y legitimación en lo que está ocurriendo».

También hay «peros»

Sin embargo, también hay «peros». Porque si desde el punto de vista particular el actual momento favorece a los abertzales de izquierda, Letamendia advierte de que en procesos como el que vive este pueblo «siempre ha habido una aproximación de fuerzas nacionales», algo que ahora «no se está produ- ciendo». Y para que se materialice, para que el cambio no se limite a un fortalecimiento de una de las partes, «que es la mía, porque creo que es la idónea desde el punto de vista del abertzalismo y del anticapitalismo», cree necesario generar unos discursos y trazar unos lazos que lo hagan posible, lo que tampoco se está haciendo. Y cree que no es algo que se pueda achacar solo a una de las partes. «Comparando con otros años, el 76, 77, 78... entonces se vivía un cambio de paradigma, había un caldo de cultivo, una efervescencia» detalla, añadiendo que hoy los cambios no se están reflejando tanto en la sociedad. «Y eso se tiene que producir», insiste.

Otro de los «peros» o asignatura que a su juicio la izquierda abertzale tiene pendiente «desde la muerte de Franco», es la relativa a «la acumulación de un capital intelectual». «No es que no lo haya, porque sí lo hay. Pero no hay mediación que facilite que la izquierda abertzale se enriquezca de todo eso. Hay indiferencia», se lamenta. Y señala que «es un tema de país, porque si no conviertes esas ideas de independencia y anticapitalismo en conocimientos precisos, estás utilizando frases que carecen de fuerza, y los adversarios se dan cuenta de ello. Y si tienes que apostar por políticas pragmáticas que no coinciden con las tuyas, tampoco tienes un agarradero para mostrar las diferencias entre aquello que aceptas por pragmatismo y aquello que finalmente es tu razón de ser. Es absolutamente necesario capitalizarse intelectualmente porque, si no, el pragma- tismo se puede convertir en practiconería», advierte.

A su juicio, «tiene que haber gente que esté trabajando en eso, pero no como Robinson Crusoe, sino con mediaciones que hagan revertir ese trabajo en los centros de decisión políticos, los movimientos sociales, las asociaciones sociales...»

Las posturas radicales

Para el exdiputado en el Congreso y exparlamentario en Gasteiz, va siendo hora de que las relaciones entre Euskal Herria y el Estado se diriman «de nación a nación». «¿Y cómo se plantean las cosas de nación a nación cuando lo que ellos plantean es menos autonomía?» se pregunta, para responder a renglón seguido con el ejemplo de Catalunya, donde «han dejado de pensar en soluciones a medio camino». Explica, a este respecto, la evolución que él mismo ha visto en catedráticos catalanes amigos suyos que han dejado buscar otro tipo de fórmulas y abogan por la independencia. «Y una vez que Catalunya plantea la independencia -insiste- es cuando el PSOE dice que hay que buscar salidas en la Constitución, es cuando en el PSE aparecen voces que de momento no están siendo tenidas en cuenta pero que están ahí, como la de Elorza... Si tú planteas la postura radical son los otros los que se mueven. Incluso desde el punto de vista pragmático, las posturas radicales las favorecen».

Pragmatismo al que, por otra parte, «daría luz verde absoluta», en el sentido de adoptar «una postura en la que sabes que las decisiones no son las tuyas, porque no son independentistas ni anticapitalistas, pero sí suponen más bienestar, más desarrollo social, más autogobierno... aunque no sea lo tuyo».

No estamos solos

A punto de cumplirse el primer aniversario del cese definitivo de las acciones armadas por parte de ETA, Letamendia admite sentirse sorprendido desfavorablemente por la actitud del Gobierno español, que achaca en cierta medida al miedo del PP a sufrir una escisión en su derecha más extrema. En cualquier caso, apunta que «la decisión que se tomó no es que sea la única, sino que es inmejorable», ya que la respuesta armada al Estado «no acumulaba fuerzas, sino que las restaba», mientras que ahora «está ocurriendo justamente lo contrario». Señala en este sentido que la actitud de Madrid «nos está convirtiendo a todos los vascos, y especialmente a las víctimas directisimas de esta situación, presos, refugiados... en gente que sufre injustamente, y esto está modificando mucho los puntos de vista y la sensibilidad, por supuesto en Euskal Herria, pero también en el Estado español y fuera del Estado».

Como ejemplo, señala su propia experiencia en el festival de cine de naciones sin Estado de la localidad bretona de Douarnenez, al que acudió como invitado junto con otros representantes vascos, y donde partici- paron en varias mesas redondas a las que asistían cientos de personas. «¿Tú sabes lo que es que en Europa te anden interrumpiendo cada vez que hablabas de independencia, cada vez que ponías a parir la actitud del Estado español, cada vez que hablabas de Uribetxebarria, que te interrumpían a base de aplausos...? Yo he venido maravillado. Esto hace año y medio no hubiera ocurrido. Hay un estado de ánimo que hace que los vascos y vascas no nos sintamos solos», concluye con estusiasmo. «Ahora -insiste- los malos son ellos, que siguen imponiendo un sufrimiento injustificado, incluso dentro de las normas legales y penitenciarias vigentes en todo el mundo, y los buenos, los que estamos sufriendo, somos nosotros. Y eso está generando una situación que acabará reflejándose. Darle la vuelta a la situación en el proceso de resolución del conflicto va a venir de ahí».

Y sobre el cese de la actividad armada, opina que «el gran mérito es que ha surgido del mismo grupo armado». Y se explica: «Puedes tener la idea que tengas de la lucha armada, yo ya hace décadas que vengo diciendo que eso no acumulaba fuerzas sino todo lo contrario, pero que unos señores que deciden dejarlo cuando no se les ha prometido nada y de momento no se les ha ofrecido ni una sola perspectiva de que no vayan a seguir en la cárcel toda su vida, que hayan estado dispuestos a dar ese paso, les honra mucho desde el punto de vista humano y político».

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