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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Golazo por toda la escuadra a los fachas

Una de las mayores txotxoladas que ha escuchado servidora es aquella que dice que una cosa es el deporte y otra bien distinta, la política. Esa filosofía de conveniencia es pura ideología prefabricada. Y buen ejemplo de ello ha sido el último partido entre el Barça y el Madrid, el llamado «El Clásico», donde tras la pompa futbolera y el torrente de símbolos y retórica ha quedado claro que en el fútbol vive, evidente, la política.

Las circunstancias históricas que actualmente se viven en Catalunya han dotado, sin duda, de una dimensión muy distinta al partido de marras. Y una, que no es muy aficionada al fútbol, sintió una emoción intensa al comprobar a cien mil catalanes demostrando a cientos de millones de telespectadores del mundo qué son -una nación- y qué aspiran a ser -un estado independiente-.

Como no podía ser de otra modo, la prensa facha del Ebro para abajo estaba con un cabreo morrocotudo y, una vez más, ni siquiera guardó las formas.

«El Mundo» en primera llamaba «póster independentista» lo visto en el Camp Nou y en su editorial se dedicaba a repartir insultos a diestro y siniestro. Como botón, estas perlas: «juego sucio político», «evento totalitario», «que violenta a los espectadores y toma a millones de personas como rehenes»... Ya ven cómo están Pedrojota y su tropa. En su columna, al hiperfacha de Jiménez Losantos no se le ocurre otra cosa que compararlo con los nazis... sin comentarios.

«La Razón», muy preocupada por el hecho de que el Palau de la Generalitat se haya plagado de corresponsales internacionales y que la prensa anglosajona haya puesto el foco en Catalunya, tira de aquí y de allí para hacer una compota que no hay por dónde tragársela. «El fútbol gana a la independencia», «Mas intensifica las ayudas millonarias para internacionalizar su causa», «La Nación Catalana es un mito político contrario a una teoría racional»... ya ven todo lo que da de sí un partido de fútbol... y luego dirán que ambas cosas no deben mezclarse.

«Abc» hablaba de «un mitin descafeinado», reconocía «una marea de esteladas», pero tranquilizaba su conciencia al señalar que «los gritos de independencia no fueron tan sonoros».

Ya ven, son así. No quieren, no pueden, ni saben cambiar. Otra razón más para el optimismo.

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