RUGIDOS ROJIBLANCOS
Quince días para reconstruir puentes
Gontzal ASTORKI Autor del blog www.aquihayzarpazo.com
Las siempre bienvenidas victorias en fútbol habían pasado a mejor vida por Bilbao desde hacía semanas, por lo que los tres puntos contra Osasuna y la mejoría de imagen no sólo eran imperiosamente necesarios en lo deportivo, sino para posibilitar que en los quince días sin competición que el Athletic tiene por delante intente cicatrizar esa relación de pequeñas heridas tan extensa que han dejado al Club gravemente enfermo, alejado de la imagen pública que tradicionalmente ha proyectado, convertido en el hazmerreír del fútbol estatal, ocupando los espacios que otrora protagonizaban clubes como Betis o Atlético de Madrid y erigido en rey del despropósito, algo a lo que, en mayor o menor medida, todos los estamentos del Club -directiva, plantilla, cuerpo técnico, medios y afición- hemos contribuido.
Este Athletic cainita ha llegado demasiado lejos en tres meses para olvidar. Paliada la urgencia clasificatoria, recibidos unos puntos que parecen de sutura para un equipo que se desangraba, deben ahora sentarse las bases para serenar un entorno desatado, empeñado en la autodestrucción.
En un momento clave de la temporada, si el cuerpo técnico tiene importantes deberes por delante ahora que va recuperando efectivos que ayuden a revertir la inercia negativa en Liga y en competición europea, más difícil resulta el papel de una Directiva que debe afrontar una Asamblea General que se antoja una balsa de agua, pero que tiene la obligación de asumir la resolución de unos conflictos a cuya gestación cala la sensación de que ha contribuido su inacción, en unos casos, y confundir prudencia comunicativa con silencio, en otros.
Solo la buena disposición puede reconstruir los puentes rotos entre institución y cuerpo técnico, entre plantilla y entrenador, incluso dentro de un vestuario que observa con estupor cómo su intimidad salía a la luz pública a modo de grabación tras una filtración desde dentro, en un hecho grave que a día de hoy se desconoce si tendrá continuidad, de si se dosificarán interesadamente nuevos cortes de audio cuya existencia apuntan tanto rumorología como lógica.
Pero si grave ha resultado que se aireen conversaciones privadas, si tan ofendida está la plantilla, no estaría de más, tampoco, que impermeabilicen vías de filtración hacia algunos medios desde círculos próximos a los propios jugadores. Porque tan indignante es que trascienda la paternal y ejemplar charla de Bielsa, como tener que escuchar a través de un radiopredicador nocturno -que disfruta desestabilizando al Athletic-, de la versión interesada de una de las partes pocas horas después de que Llorente fuese invitado a abandonar el entrenamiento. Claro que pedir a un representante que vele por los intereses del Club o de la caseta es como pedir peras a un olmo, por más que intermediario y olmo sean de Rincón de Soto.