La victoria de Hugo Ch�vez en unas elecciones presidenciales con un asombroso 80% de participaci�n es una nueva muestra de que la Revoluci�n Bolivariana goza de un s�lido apoyo popular. De que su l�der, con un carisma y una inteligencia pol�tica evidentes, tiene la capacidad de interpetrar las inquietudes de la mayor�a de los venezolanos y la fuerza de conectar emocionalmente con ellos. El inmenso apoyo del que tras trece a�os de poder dispone, le permitir� acometer un nuevo mandato donde la integraci�n de la gran patria latinoamericana, el sue�o hist�rico de Bol�var seguir� su curso, no sin dificultades pero s� con la seguridad del convencimiento propio. Ni los intentos de golpe de estado planeados por Bush, ni la enfermedad del c�ncer han podido con un presidente que con el impulso de una extraordinaria maquinaria electoral, construida sobre un movimiento popular de base, militante y movilizado, ha conseguido un triunfo hist�rico, saludado por los mandatarios latinoamericanos y por todos aquellos que, en Euskal Herria y a nivel global, trabajan por un mundo distinto, por un cambio radical.

El presidente venezolano dijo que su triunfo profundizar� en la construcci�n de una alternativa socialista al neoliberalismo, dirigir� los vastos ingresos del petr�leo a redistribuir la riqueza, a mejorar la salud y la prosperidad del pueblo, a proyectar la revoluci�n bolivariana en la esfera internacional. El monocultivo del petr�leo y la dependencia que ello genera, el crimen y la inseguridad galopante... no le faltar�n tampoco otro tipo de retos. Pero, con todo, tiene al mejor de los aliados, a la m�s extraordinaria fuerza de su parte: la confianza de su pueblo.

Ch�vez recuerda a menudo las palabras que Sim�n Bol�var dijo en la soledad del exilio: �Siento que he arado en el mar�. No puede, de ninguna manera, decir lo mismo sobre su persona. Ha arado durante d�cadas, en ocasiones al filo de la navaja y con peligro para su vida. Ha sembrado las semillas de su obra, la revoluci�n bolivariana, que ha sacado a Venezuela del servilismo que durante d�cadas tuvo a nivel internacional y la ha proyectado con fuerza global como pa�s independiente y soberano. Con su triunfo electoral, recoge la cosecha.