Desde el pasado 1 de julio es obligatorio disponer de alcoholímetro en el vehículo si se viaja por el Estado francés. La ley contemplaba un plazo de adaptación, por lo que las sanciones en caso de incumplimiento de tal requisito iban a aplicarse a partir del 1 de noviembre.

No obstante, esta fecha se ha retrasado al 1 de marzo de 2013 por los evidentes problemas de abastecimiento del dispositivo. Y es que aunque las empresas que lo fabrican habían garantizado el aprovisionamiento para esa fecha, la realidad es que más de la mitad de los conductores no dispone de él.

La situación ha obligado al ministro de Interior Manuel Valls a retrasar la fecha para permitir al conjunto de conductores «equiparse de alcoholímetro en buenas condiciones y a un precio justo».

Tras recordar que el alcohol es la primera causa de accidentes de tráfico en el Estado, Valls ha subrayado que el objetivo de la norma es «incitar a los propios conductores a que se autocontrolen para que tomen la carretera con toda seguridad».

Multa de 11 euros

El alcoholímetro químico se puede adquirir en farmacias y centros comerciales y debe estar homologado (NF). Tiene un periodo de caducidad de dos años y cuesta entre 1 y 2 euros. Solo se pueden usar una vez, por lo que es recomendable llevar dos por si se utiliza uno antes de ponerse al volante ya que, para estar en regla (bajo multa de 11 euros), hay que llevar por lo menos uno sin usar.

Los electrónicos son reutilizables pero más caros (entre 100 y 200 euros) y deben ser revisados una vez al año o entre las 300 y 500 utilizaciones.

La tasa de alcohol límite es de 0,25 mg/l de aire expirado o 0,5 g/l de sangre.