Las nuevas caídas de los bancos y las nefastas previsiones del PIB para el Estado español por parte del FMI fueron dos losas insuperables para los inversores. Y es que el panorama para el sector financiero no está nada claro. De una parte, se mantiene la incógnita sobre el rescate, a pesar de las declaraciones en sentido contrario de estos días; y por otro lado, el sector se enfrenta a la próxima imposición de un nuevo impuesto a las transacciones financieras. No fue menos negativa la influencia del FMI al augurar una recesión tres veces mayor a la sostenida por el Gobierno de Rajoy. La notable diferencia entre ambas proyecciones para 2013, un 1,35% de caída frente al 0,5%, ha descolocado a los inversores, que parecen prestar más confianza al organismo dirigido por Christine Lagarde y a otros estudios con pronósticos cercanos. En esta línea, ya casi nadie da crédito al cumplimiento del objetivo del 6,3% del déficit para este año. En este contexto aciago, y con Wall Street en rojo, el Ibex se hundió un 1,85%, hasta los 7.745,40 puntos. Los recortes fueron inferiores en Fráncfort (-0,78%), París (-0,70%) y Londres (-0,54%). En el Ibex, el calvario de Bankia (-9,75%) y Popular (-2,65%) alcanzó la décima sesión. Todas las entidades financieras, encabezadas por Bankinter (-3,05%), bajaban más de un 2%. Sacyr (-6,16%) y Gamesa (-4,90%) también sufrieron por las ventas, mientras que Dia (+2,64%) acabó al frente de los ganadores. En París, los peores fueron Alcatel-Lucent (-5,13%) y Saint Gobain (-2,25%), frente a ST Microelectronics y Vivendi, que sumaron más de un 2% a sus cotizaciones.