Hay políticos casuales. Políticos de bodas, bautizos y comuniones. Políticos de uniforme. Todos ellos caben en otras categorías o carpetas, que van configurando un archivo de la desafección hacia el bulto parlante que desgrana su cuaderno de notas impostadas. No entremos en el bestiario, sino quedémonos en las jaulas. La moda retro no está solamente en el ideario del inexistente gobierno de Mariano el del puro, sino que han decidido ejercer, en el poco terreno que les deja algo de libertad el secuestro, rescate, intervención o voluntaria entrega de la soberanía al señor Mercado y sus diferentes Primas y demás parentescos familiares del capo Capital, su declaración estética de vuelta al pasado más oscurantista.

La imagen de las dos mujeres que aparentemente más poder tienen en el nido de las gaviotas depredadoras, María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría, con mantilla negra para acudir a misa en el Vaticano, hace más daño a la supuesta marca España que todas las declaraciones de intenciones de los independentistas de la tierra. Si el señor del puro, vieja estampa de pueblerino en Nueva York, con estas damas con mantilla, como la Carmen Polo de Franco, se adhieren a la nefasta gestión de la crisis por esta cuadrilla de meapilas y ultra católicos que están emprendiendo una involución hacia el centralismo franquista y todos sus signos y símbolos, el resultado es nefasto. Lo retro y lo vintage como objetivo político de inmediata implantación.

Pero a ello, y para consumo interno, un político de cargo flojo, el provisional presidente de Extremadura, se esfuerza con lograr un lugar en las portadas de los medios de comunicación afectos al régimen a base de frases supuestamente irónicas que solamente hacen que echar basura sobre los ciudadanos extremeños, que producen estupefacción por lo impresentables que son y que muestran su cara más intransigente, inculta y fachosa, como decir que si Catalunya decide la independencia, él propondrá que el traje de lagarterana sea oficial en todo el reino. La comparación es vejatoria para quien la enuncia. Los extremeños se merecen alguien más capacitado para un cargo que le viene grande.